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En el puerto deportivo más grande de Europa, Puerto Marina, Benalmádena (Málaga), entre las muchas embarcaciones a la venta hay una que destaca: el yate Mi Patera. Hace un año escribía en estas páginas (Menorca 5-3-2010) sobre su posible dueño. Más bien fantaseaba porque no conozco gente con un morro, mejor dicho, jeta capaz de semejante provocación a la dignidad humana o, en el mejor de los casos, con un sentido del humor tan macabro.

Frente a los baldosines azulados que designan el Paseo de las Estrellas, Theresa Zabell, Estrella de la Vela, el Ristorante Italiano Metro y el cajero de la Banca March, un cartel en español (¿nacionalismo patrio o no espikininglis?) grita con nueve dígitos que quiere cambiar, cómo no, de propietario: la sangre inmobiliaria llegó al mar.

¿Las burbujas de estas glamurosas aguas emergen a la superficie y estallan en la Costa del Sol, o es el sabotaje de la nave a semejante amo lo que motiva la venta? ¿Qué habrá visto, oído, olido y sentido la teca del mobiliario para que siendo dura, elástica e incorruptible se haya dañado? ¿Cuántos saraos, rayas y vomitonas fueron necesarios para echar a perder hasta una madera verbenacéa? ¿Qué falsas monedas se habrán quedado las promesas vanas del amor que volaron por las escotillas de sus dos dormitorios? ¿Cuántas lágrimas de felicidad y tristeza habrán pasado bajo sus dos puentes? ¿Se conmovió el instrumental ante historias mayúsculas y ruines y por eso tartamudea cuando se le exige un arranque repentino? ¿Se habrán encabritado los 520 caballos de los dos motores y sólo echan chispas cuando quitan las amarras para, en vez del saludable vareo, competir a full sólo por ver si corren más que los del jeque de babor o el político de estribor? ¿Harán sabotaje electrónico y mecánico general todos los enseres por sentirse menoscabados, después de la goleada a la selección española de fútbol, porque en el mástil sólo flamea la bandera roja y gualda y no la del armador portugués?

Elucubraciones por la borda: el Star Teacher 42, funciona, se puede visitar y, caso que interese, probarlo yendo y viniendo a Marbella. Hay que reducir gastos, dice el comercial de la agencia que lo tiene de cliente, repitiendo la voz del gerente. Es una buena hora para comprar. Son 139. 000 euros negociables. En vez de llamar a recepción y ventas, si quiere, le dejo mi móvil.

Ciento treinta y nueve mil euros. Una ganga. Con un pequeño regateo, menos de siete meses de sueldo de Dolores Cospedal, Y como a largo plazo, no hay descuento, con un salario mínimo interprofesional integro se tardaría 18 años y tres meses en fardar de nuevo rico. Para los auténticos navegantes en patera, los africanos que llegan a nuestras costas y que tiene la suerte de ejercer la venta ambulante frente al insulto a su medio de llegada al Primer Mundo, si la policía no los coge y el Gobierno no los deporta, ganando unos 15 euros diarios de promedio, sólo tardarían unos 26 años en hacerlo suyo y borrar el nombre: una hipoteca de por vida. Lo que le cobraría el Banco de los Pobres si tuviese esa clase de préstamo entre sus objetivos. Por suerte no es así. Mientras Mi Patera se llame así seguirá insultando la sensibilidad social.