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Volvemos a encontrarnos con uno de esos casos que parece indignar a todos menos a aquellos responsables de cambiar la situación. Tras aceptar los hechos, la asesina de Cristina Martín ha sido condenada a la pena máxima: 5 años de internamiento y 3 de libertad vigilada. Dicho de otra manera, estará en una especie de albergue juvenil (en el que se permiten las visitas de familiares con el fin de que "el menor tenga una rápida recuperación para su posterior incorporación a la sociedad") hasta que cumpla los 18 y después hará lo que le dé la gana, como ya hemos visto con otros individuos tipo "Rafita". No hay más. Con apenas 14 años, la culpable ha sido capaz de arrebatar la vida a otra persona sin que el sistema sea capaz de juzgarla como se merece. Miles de firmas piden que esto cambie, pero, sin embargo, nada se ha hecho al respecto. Evidentemente, saldrán aquellas voces diciendo "si suceden estos trágicos acontecimientos es porque algo falla en nuestra sociedad". Por supuesto que algo falla, desde la educación, a los contenidos de la televisión e internet, pero lo que obviamente tampoco funciona es nuestro sistema si no se modifica la actual Ley del Menor.