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Las previsiones de Autoridad Portuaria para el próximo año fijan una inversión de doce millones, la mitad de los cuales van destinados a dotación de infraestructuras en el Cós Nou. Los dos proyectos a ejecutar, largamente anunciados y esperados, convertirán esta zona en el lugar de mayor actividad de la ribera portuaria al concentrar la nueva estación marítima y el varadero. Ambas obras son, en palabras de Triay Llopis, "la pieza fundamental de la transformación del puerto de Maó", si bien llega con evidente retraso, varias temporadas después de la manifiesta carencia de instalaciones en los servicios de embarque y llegada de pasajeros y con algunas incógnitas sin resolver después del fallo judicial que invalidaba el trazado del nuevo vial de conexión con la carretera de La Mola.

El cincuenta por ciento restante es una reserva para la adquisición del antiguo solar de CLH en Cala Figuera, una operación que también se demora más de lo comprensible a causa de la burocracia municipal. El desarrollo de la oferta náutica demanda ese espacio, aunque Autoridad Portuaria todavía no ha definido ni los usos concretos ni la fórmula de gestión que aplicará en esta nueva operación.