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Ayer, un gran número de personas participó en la celebración convocada por la Conferencia Episcopal en Madrid, en apoyo a la familia, como institución cristiana y que en estos momentos tiene un papel social fundamental. Las familias se han convertido en la estructura social capaz de amortiguar los efectos de la crisis, con la solidaridad interna, basada en el amor entre sus miembros. Un gran número de personas sin trabajo superan su drama por el apoyo familiar, como destacó ayer el presidente de los obispos españoles, Antonio María Rouco. A pesar de los cambios sociales que se han producido en las últimas décadas y de las nuevas leyes, la familia no ha perdido fuerza como el mejor modelo para construir una sociedad sustentada por valores como el amor, la fidelidad, el respeto, la comprensión y la educación. Ignorar a la familia es un gran error y son necesarias políticas que valoren su papel social. Interpretar la importancia de la familia desde ópticas ideológicas también es un error, en el que se cae con frecuencia. La defensa que la Iglesia realiza de la institución familiar va más allá del debate político e ideológico que algunos insisten en promover. La familia es un motivo de esperanza y entenderlo así es un reto y no solo para los cristianos.