Se antoja difícil un debate serio sobre la necesidad o no de reformar el Estado autonómico si, de entrada, se califica de carca al que disiente de ese reparto regional del poder político que, lejos de descentralizar el Estado, lo multiplica, lo atomiza y lo aisla del ciudadano, quien, por lo demás, no recibe de él mejores servicios y prestaciones, ni, desde luego, un trato más benigno ni respetuoso. Aquí, como en el caso de las traducciones simultáneas del Senado, lo de menos es, aun siendo cosa relevante, el gasto, pues las cosas buenas tienen un precio, sino lo que se obtiene de justicia, atención, progreso o comodidad a cambio de él. Si lo que comúnmente se percibe de las autonomías actuales es el dispendio que suponen, es que algo no funciona, o casi todo, en este absurdo sucedáneo de República Federal que multiplica por 17 los chiringuitos, las prebendas, las colocaciones y los privilegios de la clase política, de sus amigos, correligionarios y parientes, sin que la vida de las personas experimente con ello, en general, una mejoría.
Al margen
Muchas autonomías y pocas nueces
22/01/11 0:00
También en Opinión
- Un aterrizaje fallido en el Aeroclub de Mahón deja heridos a los tres ocupantes de una avioneta
- Ingresa en la UCI del 'Mateu Orfila' una mujer que estaba siendo tratada por la doctora Popel
- Hospitalizado un menor tras caer de un tercer piso en Ciutadella
- ¿Un muerto en el Moll d'en Pons? El rodaje de una serie que se viraliza entre los vecinos de Es Castell
- Que el equipo del programa «Ser Aventureros» desplazado a Menorca...
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
De momento no hay comentarios.