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El debate sobre el futuro del Estado de las Autonomías es principalmente económico. Mientras se cuestiona o se defiende la actual estructura, son ya varias las comunidades autónomas que han emitido deuda pública, a través de lo que se conoce como bonos patrióticos. Después de Catalunya, País Vasco y Valencia, ahora llega el turno de Balears, con pocas diferencias en el planteamiento. El conseller Carles Manera había recortado los gastos en 300 millones, sin embargo ahora podrá alcanzarse esta cantidad de nueva deuda, con un coste altísimo, que superará el 7 por ciento, entre el 4,75 que se pagará de interés, en un año, a los compradores y el 3 por ciento de comisión de las entidades intermediarias. Estas ventajas garantizan que la emisión será un éxito. Este sistema permite paliar la angustia financiera de las administraciones que lo desarrollan. Sin embargo, la cuestión importante es para qué servirá este dinero. Cumplir la ley en los plazos de pago con los proveedores debe ser un prioridad. Por otra parte, no tendría sentido gastar para desarrollar algunos proyectos que con lógica están en la nevera, con la visión puesta en las elecciones. El principio de austeridad ha de prevalecer en el gasto público.