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Ports de les Illes Balears tiene prisa por acabar las obras del dique de Son Blanc y emprender la ordenación del puerto interior. La agilidad en los trámites es siempre deseable, aunque en este caso conviene tener en cuenta dos cuestiones importantes. Por una parte, la celeridad en el final de la legislatura y a pocos meses de las elecciones, no puede obviar la necesaria participación de los colectivos con actividad en el puerto. Las quejas de los pescadores y del Club Náutico sobre la falta de información y la premura de los plazos, sólo 4 días para presentar alegaciones, son significativas. Sin embargo, el aspecto más importante se refiere a la seguridad de las embarcaciones que van a amarrar en el interior. Sin crear una alarma injustificada, porque Ciutadella siempre ha sabido convivir con la rissaga, sorprende que todavía no hayan concluido los estudios técnicos que han de mejorar la predicción del fenómeno. No hay que olvidar que la seguridad no puede entenderse como una excusa para dar salida a un proyecto de dique exterior, sino que debe ser un factor fundamental a tener en cuenta en el diseño de cualquier propuesta de ordenación. Ciutadella desea turismo náutico, pero no quiere correr riesgos que puedan preverse.