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Gracias al empacho de información económica que se está produciendo a causa de la crisis hemos aprendido que la prima de riesgo no es una hija del hermano de su padre con tendencias agresivas; que el tipo de interés no es un joven apuesto con un trabajo bien remunerado; que la emisión de deuda pública no es la propuesta cinematográfica de Tele 5 para la noche del sábado; que un bono del Estado no permite asistir a cinco consejos de ministros por un precio asequible; o que las agencias de calificación no son intermediarios para que su hijo obtenga buenas notas. Otra cosa que hemos aprendido es que los bancos siempre ganan. El Govern ha emitido, con gran éxito, 300 millones de deuda pública para minoristas que reportan al comprador un 4,75 por ciento de interés.
El ahorrador gana un dinerillo y asume un riesgo (que no se lo puedan devolver) y el Govern paga para disponer de liquidez. ¿Y los bancos? Los bancos, además de haber abdicado de su función crediticia, se embolsan el 3 por ciento por los trámites de gestión del producto. 9 millones de euros en total. Sin riesgo y por darle a un botón. Eso, que ya vamos aprendiendo.