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Con gran alegría leí recientemente la noticia de la prevista visita conjunta de los Reyes de Gran Bretaña y de España a la Isla del Rey, del puerto de Mahón.

Son los titulares de los dos países que dignificaron dicha isla con la construcción del Hospital Militar, edificio emblemático del puerto, testigo de muchos acontecimientos históricos.

Su presencia, debida al tesón incansable del general Luis Alejandre, corroborará la impresionante y sorprendente labor de restauración de todo el conjunto arquitectónico y arqueológico, realizada por el equipo de voluntarios incentivados por el general.

Al abandono lamentable de autoridades y sociedad, al pillaje y expolio durante algunas décadas, los reyes podrán admirar el resultado de la voluntad decidida de unas personas, que, por iniciativa particular, obviando la incredulidad de muchos, se sintieron vinculados al amor a la Isla del Rey, y no pudieron permanecer indiferentes ante su imparable deterioro.

La historia reconocerá el mérito del general Alejandre y su equipo, pero ya la sociedad actual debe subrayarlo y la visita de los Reyes será un testimonio.