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Ya somos una importante fracción de la humanidad los que vivimos en sociedades democráticas. Estas sociedades son diversas y como consecuencia la forma democrática de gobierno se ha desarrollado con múltiples variantes. Tratados de ciencia política pueden escribirse sobre ese tema. Pero un aspecto que a mí me intriga es entender como el ciudadano de a pie, el que no es parte de actividades políticas, percibe su participación en su democracia. Naturalmente, todos votamos periódicamente para elegir a quienes van a formar el gobierno de la nación. Pero aparte de eso, ¿cuál es nuestro papel dentro de la democracia?

En mi opinión, Estados Unidos ofrece unos aspectos de esa participación que no son comunes con otras sociedades. Tenemos elecciones periódicas a nivel local, regional, estatal y nacional, pero aquí solo voy a referirme a nuestra relación con los representantes en el Congreso.

El país está dividido en distritos, el mío es el tercero de Tennessee, distritos que sobre el mapa tienen formas extrañísimas ya que son rediseñados cada diez años por quienes están a cargo del gobierno en aquel momento y se redistribuyen regiones de forma que su partido salga favorecido. En el mapa adjunto puede verse el de mi distrito, compuesto por dos regiones, una al norte y otra al sur del estado con un corredor que las une evitando regiones pobladas para mantener el balance de voto deseado por sus diseñadores.

Por cada distrito elegimos un representante. No votamos a la lista de un partido, votamos a una persona. Por tanto, una vez en Washington, esta persona tiene que actuar de forma que satisfaga a sus votantes del distrito y no sólo a su partido. Esta forma de representación hace que la relación entre ciudadano y gobierno tenga un carácter más personal.

Hace solo unos días escribí a mi representante, Chuck Fleischmann (GOP), pidiéndole que protegiera los presupuestos de ciencia e investigación que el nuevo congreso republicano quiere cortar. Como siempre contestó amablemente agradeciendo el que le diera mi opinión. Ya sabemos que estas cartas están estandarizadas y que si mi carta es la única que recibe del distrito sobre ese tema poco caso me hará. Pero aquí está Oak Ridge National Laboratory con 4.000 personas trabajando en ciencia y tecnología, mi carta probablemente no será la única sobre ese tema y él tendrá que tomar posición.

Pero no es sólo en asuntos de este tipo que llevan a una interacción directa con nuestro representante. Hay toda una gama de asuntos en que él y su oficina hacen de intermediarios entre nosotros y el gobierno. Desde facilitarnos contactos con agencias del gobierno cuando lo necesitamos, a darnos entradas para visitar la Casa Blanca en el caso de un viaje a Washington DC.

Mucho se puede discutir sobre ventajas e inconvenientes de equilibrar problemas locales con los nacionales, pero el personalizar la relación entre el ciudadano y el gobierno da un mejor sentido de participación en el proceso democrático.