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Si ha pensado usted darse a conocer, poner en conocimiento de los demás sus pensamientos, palabras u obras, si además cuenta con esa foto que es testimonio de algo en lo que su comunidad podría beneficiarse, no pierda tiempo y hágalo ya porque los espacios en los medios de comunicación se están agotando, salvo que sea usted un aspirante a político que es lo que se lleva y lo que se va a llevar durante los próximos meses. Las fotos de los candidatos a ocupar sillón casi van a la par con las formaciones de cualquier evento deportivo. Primeras filas para los jugadores de élite, algunos nuevos fichajes aunque todavía no hayan demostrado qué tal le van a dar al balón, si meterán goles o si se los van a meter a ellos y en filas posteriores, los destinados a rascar banquillo y a la espera de posibles sustituciones. Y paralelamente, volverán las oscuras golondrinas a colgar de los balcones preelectorales sus carteles y sus hombres de frac, con aspecto de urna, recorrerán calles y plazas regalándonos tarjetas de visita con nombres, apellidos y promesas de difícil cumplimiento y alzándose todos, absolutamente todos en salvadores de la patria. Y mientras tanto, debajo del puente de tanto toma y daca, salpicados por el confetti de tanta fiesta preelectoral, los brazos en alto y las palmas de las manos en postura pedigüeña, seguirán esperando soluciones, el milagro, que casi es como el de los panes y los peces, que las palabras se conviertan en hechos y que las promesas se cumplan y que haya pan para todos, aunque no sea del día.