TW
0

Desde hace muchísimos años la fiesta de san José nos recuerda la campaña del Día del Seminario y permite que toda la comunidad diocesana ponga en el centro de su preocupación todo lo que rodea esta significativa realidad pastoral, desde la formación de los seminaristas hasta la gratitud por la vida y el ministerio de los sacerdotes; desde la actuación de los formadores hasta la promoción de la pastoral vocacional. Como podéis comprender esto afecta en mayor o menor medida a la vida de las comunidades cristianas. Por supuesto también nos compromete a cada uno de nosotros tanto en nuestras propias oraciones como en el interés y en la valoración que podamos demostrar en nuestras actividades y colaboraciones parroquiales.

Permitidme exponer a vuestra consideración tres apuntes en la campaña de este año y que se refieren al Seminario como edificio, a las personas que componen el actual seminario diocesano y, por último, al lema propuesto, "El sacerdote, don de Dios para el mundo".

El edificio del Seminario está situado en el casco antiguo de Ciutadella, muy cerca de la catedral. Es un antiguo convento de agustinos que ocupa desde hace más de 150 años nuestra diócesis para la formación de los futuros sacerdotes. En las dos últimas décadas ha tenido un uso múltiple: actividades pastorales de formación, casa sacerdotal, museo y biblioteca diocesana. Esto se ha debido a que el reducido número de seminaristas de nuestra diócesis aconsejaba buscar fuera de la isla facultades de teología para su adecuada preparación al ministerio sacerdotal. Es justo decir que el edificio es muy querido por la inmensa mayoría de menorquines bien porque han estudiado algunos años allí o bien porque lo recuerdan como la residencia de amigos o familiares. Todo ello sin contar con el alto valor histórico y artístico que lo hace uno de los edificios emblemáticos de la ciudad.

El actual Seminario diocesano está compuesto por unas personas que le dan vida, los seminaristas y los formadores, además de otros que colaboran y ayudan en esta tarea. Dos alumnos estudian en el Seminario Mayor, que comprende los estudios de filosofía y teología, y lo hacen en las facultades de Salamanca y Valencia, dos más están terminando sus estudios civiles. Un pequeño grupo de adolescentes, que viven en sus familias en nuestra isla y estudian en los institutos de enseñanza secundaria, son acompañados y atendidos en su despertar vocacional. Dos sacerdotes con encargo pastoral parroquial hacen las veces de Rector y Director Espiritual responsabilizándose de todos ellos mediante visitas a sus lugares de estudio o encuentros comunitarios y conversaciones personales.

Como podéis comprobar en los carteles a la entrada del templo, en las hojas de oraciones para la ocasión o en las indicaciones de los sacerdotes en las catequesis o celebraciones litúrgicas, el lema escogido para este año tiene como referencia el final del camino que todo seminarista recorre y aspira a ser, sacerdote, hombre que ha dado respuesta afirmativa a la llamada de Dios y se pone totalmente al servicio de la comunidad eclesial para proclamar y enseñar la Palabra de Dios, para celebrar el misterio de Jesucristo y para orientar y dirigir a sus hermanos en la caridad del Señor. Me parece que el acento del lema se pone en la palabra "don" referido al sacerdote como resaltando que el Señor, quien toma siempre la iniciativa, lo ofrece como un regalo, como un obsequio a su Iglesia. Ésta lo acepta con mucha alegría y manifiesta constantemente su agradecimiento por su vida y su ministerio. Tampoco se puede olvidar que todo sacerdote, cuando ofrece al resto de la sociedad el pan de la misericordia, el pan de la fraternidad, el pan de la solidaridad… se convierte en un gran don para el mundo entero.

Os pido a todos, queridos diocesanos, vuestras oraciones para el Seminario y quienes le dan vida. Os pido también que vuestra vida ayude a fomentar en la comunidad diocesana la valoración y los rasgos positivos de la actividad de los seminaristas y la de los propios sacerdotes. Necesitamos una mayor implicación de todos los sectores pastorales en este trabajo imprescindible de nuestra Iglesia.

Que la Virgen María, madre de los sacerdotes, nos acompañe en la tarea de la promoción vocacional al ministerio sacerdotal en nuestra diócesis de Menorca.
Recibid mi afecto y mi bendición.