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El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (NNUU) aprobó en votación de 10 a favor, 5 abstenciones y ningún voto en contra la Resolución 1973 que autoriza con "todas las necesarias medidas" proteger a los civiles que se han sublevado contra el régimen del dictador libio, Muamar el Gadafi (Coronel Gadafi). Con dicha resolución, se exigía un alto el fuego inmediato por parte de las fuerzas armadas del coronel Gadafi y poner fin a los actuales ataques contra la población civil, especialmente en la ciudad de Bengasi situada al este del país africano. Incluyéndose en las dictadas medidas una zona de exclusión aérea de aeronaves militares en todo el territorio libio, pero excluyendo al mismo tiempo una fuerza de ocupación extranjera en suelo libio. Esta última frase podría ser interpretada ulteriormente como que una fuerza militar extranjera de intervención rápida estaría habilitada y facultada por las NNUU en su Resolución 1973 para participar en una operación bélica dentro del contexto autorizado de actuar contra las fuerzas armadas del coronel Gadafi que presentan represalias contra el pueblo libio con "todos las necesarias medidas".

Las operaciones bélicas contra las fuerzas armadas del coronel Gadafi han empezado con una fuerza militar de coalición inicial de Francia, Reino Unido y Estados Unidos (EEUU), los últimos con reticencia inicial de participar en un nuevo frente bélico contra otro pueblo musulmán. Finalmente, EEUU admitió participar después que la Liga Árabe pidió concretamente el establecimiento de una zona de exclusión aérea en Libia para proteger a la población civil contra los ataques del coronel Gadafi. De esta manera la intervención militar evitaría ser singularizada como una fuerza occidental actuando contra un pueblo musulmán.

Otra razón para EE.UU. es que existió la preocupación que las fuerzas armadas del coronel Gadafi estaban a punto de entrar en Bengasi y llevar a cabo su promesa de castigar duramente todo elemento que se hubiese opuesto contra él. Seguramente que el presidente Obama no quiso ser testigo indiferente de lo que podría suceder en Bengasi recordándose la tragedia del enclave musulmán de Srebrenica, durante la guerra de los Balcanes, perpetrada bajo la presidencia de Milosevic, donde se ejecutaron a más de 8.000 varones entre 16 y 60 años de edad. Con estas perspectivas, los EEUU protagonizaron la iniciativa en el Consejo de Seguridad de las NNUU para solicitar el establecimiento de una zona de exclusión aérea en Libia.

Las consecuencias del enfrentamiento bélico son imprevisibles, pero no hay duda de que la intervención militar se enfrentará a una multitud de problemas relacionados con la finalidad de la misión encomendada. Por ejemplo, ¿será solamente una intervención de exclusión aérea y de destrucción de fuerzas militares libias amenazando la población civil o se convertirá en un apoyo encubierto de los "rebeldes", violando el dictado de la Resolución 1973?. ¿Más aún, se intentará sigilosamente eliminar a Gadafi bombardeando sus palacios esgrimiendo el pretexto de que se trata de un edificio de mando y control militar? El dilema que se presenta es hasta dónde se proseguirá para cumplimentar la tarea ordenada por las NNUU. Aunque se ha declarado que la eliminación de Gadafi no es parte de la finalidad de la acción militar contra su régimen, de momento la presión bélica contra las posiciones de Gadafi será persuadir a sus seguidores de que cambien de parecer y precipiten su destitución. Aquí el papel del ejército libio será clave. Para contrarrestar dicha presión militar, Gadafi intentará ganar tiempo, pensando que puede ganar la batalla con paciencia e intentando inclinar la opinión pública a su favor y afianzarse el apoyo de elementos tribales. Utilizará la intervención militar de occidente subrayando que es, otra vez, una campaña contra el mundo musulmán y una acción hegemónica colonialista que quiere acapararse del control petrolífero de Libia. No se le escapará el efecto propagandístico de acusar a la coalición intervencionista de infligir graves sufrimientos a la población civil producidos por los daños colaterales que los ataques de la aviación "invasora" producirán. Será difícil determinar si este planteamiento fructifica pero la historia nos lo dirá. De toda manera su posición mundial será debilitada. Entonces no se puede descartar una eventual división de la Nación Libia plasmando dos polos geográficos, uno al oeste bajo el dominio de Gadafi y el otro al este agrupando la población opositora al régimen del dictador. Sin embargo, su actual posición es más débil de la que disfrutaba semanas atrás pero impera la incógnita que su desaparición suscitará. No hay, de momento, ni en el mando leal o en las fuerza opositoras, una definida figura que podría tomar el relevo, reunificar y convertir el país en un sistema secular y democrático.