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Los políticos, algunos de ellos, no todos, confunden lo deseable con lo real, posiblemente por estar sincronizados con lo políticamente correcto, que equivale a decir, oportunismo duro y puro; que Marc Pons, presidente del Consell Insular afirmara que los dos puertos de Menorca, el de Llevant y el de Ponent, son complementarios demuestra que desconoce totalmente los baremos por los que se rigen las navieras, que no son precisamente ONGs sino sociedades mercantiles, que se mueven a tenor de los dividendos –ganancias– y no por sentimentalismos que no cotizan en Bolsa.

En el año 1956, con un breve aprendizaje en Maó, se inició mi vinculación profesional con el sector marítimo. Lo hice en uno de los puertos, ya en aquellos años, más activos de España, en Algeciras, y tras tres años de permanencia en tierras andaluces regresé a casa siguiendo "navegando" en este mundo hasta el momento de mi jubilación; por lo que me permito afirmar que conozco sobradamente todo lo relacionado con el transporte marítimo.

En los primeros años de mi aprendizaje, en que las navieras estaban dirigidas por auténticos navieros, valga la redundancia, la política empresarial al uso era la de mantener los buques en las mejores condiciones para que su "vida útil" fuera la más larga posible porque la caja del Estado no permitía reemplazarlos por buques más modernos; las circunstancias exigían sobrevivir con lo puesto.

El sistema utilizado era el más apropiado, pocas horas de navegación, las mínimas y un prolongado descanso en puerto; por lo general las travesías se realizaban durante la noche y de día la estancia en puerto era aprovechaba para cualquier tipo de reparación en motores y casco… todavía hay quien recuerda aquel olor característico de los barcos de la Trasmediterránea producido por las continuas manos de pintura que se iban aplicando unas sobre otras. Recuerdo que en el año 56 ó 57, al regresar a Menorca para pasar las vacaciones de Navidad en casa, embarqué en Algeciras en el "Cabo de Buena Esperanza", de la Compañía Trasatlántica, que procedente de América Latina hacía escalada en dicho puerto gaditano para finalizar el viaje en Barcelona. Las capas de pintura que había recibido superaban el grosor de la propia chapa del casco. Aquí, en Maó, mis compañeros y yo nos "horrorizamos" cuando vimos llegar al "Isla de Formentera" que acababa de incorporarse a la línea con Barcelona, su aspecto era deplorable pero su capitán, don Andrés Quesada, un marino eficiente como pocos, conocía cuál era su cometido. Cada viaje, al llegar a puerto y una vez desembarcado el pasaje, la tripulación comenzaba su tarea de rascar, pintar, adecentar, etc. etc. y, cuando al final del verano acabó su "andadura" menorquina, parecía un barco nuevo, en óptimas condiciones de revista.
Luego, al cabo de los años, los navieros fueron sustituidos por los tecnócratas, profesionales con otra mentalidad, la de rentabilizar los buques al máximo, eran otros barcos, nuevos, modernos y su apuesta se basaba en navegar el mayor tiempo posible, no en estar atracado en puerto. Si en 24 horas podían realizar tres viajes, mejor que dos. Los aviones en tierra, decían, no rentabilizan, es volando cuando rentan. Otra política y una filosofía que define claramente sus propósitos que no son otros que rentabilizar al máximo la inversión.

El nuevo puerto de Ciutadella, cuando esté en perfectas condiciones de atraque y se hayan instalados los "duques de Alba" exteriores al completo, que no dudo que se instalarán, ofrecerá unas perspectivas óptimas a las navieras porque reducirá el tiempo de navegación y con ello el de carburante. Menos tiempo y menor consumo de carburante, lo que mejorará la rentabilidad, y su "biblia" les exigirá acogerse a esta vía, la de mayor rentabilidad. Y no se trata solo de un enlace rápido entre Mallorca y Menorca sino incluso entre la Península (Barcelona y Valencia) y nuestra isla. No hay más, la política que se impondrá será la de la rentabilidad, los sentimentalismos puede que incluso se mantengan durante un corto periodo de tiempo, pero a la larga la rentabilidad impondrá su ley.

Lo deseable sería que los dos puertos, el de Maó y el de Ciutadella, se complementasen, deseable e ideal, pero la realidad es otra. Los gastos originados por una u otra línea decantarán la decisión final, que beneficiaría al nuevo puerto de Ponent en perjuicio del de Llevant, que quedará como "segunda residencia".