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El Valeriano Allés Menorca Volei conquistó ayer la Superliga y alcanzó el mayor éxito de un equipo menorquín en una liga profesional. Era su tercera oportunidad y al final ha obtenido el mayor premio. Los jugadoras y su entrenador han mostrado su capacidad de esfuerzo, de constancia en el trabajo y de ilusión en los objetivos. Merecen, por tanto, un reconocimiento de toda la sociedad menorquina. La forma de conseguir el título de la Superliga femenina tiene un valor especial. El premio no es fruto de la casualidad, ni de la inspiración durante un partido, y por ello adquiere mayor importancia. Es el fruto de un trabajo bien hecho de todos los estamentos del club, presidido ahora por la antigua jugadora de Ciutadella Cati Moll. El último ejemplo, la decisión de la entidad de renunciar a participar en la Champions europea, por varios motivos, especialmente por su coste. Es una medida que demuestra la prudencia y la inteligencia con que se gestiona la entidad. Llegar a la meta es muy difícil, pero más lo es mantener el nivel alcanzado ayer. El volei está asociado ya a Ciutadella, mejora su imagen y crea dinámicas positivas. Enhorabuena a un club con un pasado de lucha, un presente de éxito y un futuro lleno de ilusión.