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No es una obra perfecta. No resultó fácil el acuerdo para su construcción ni se han cumplido los plazos ni ha bastado el presupuesto inicial. Sin embargo, ha de exigirse un buen acabado y corrección técnica en una infraestructura en la que se han invertido 84 millones de euros y se han sembrado grandes expectativas para la actividad económica de Ciutadella y de la Isla en general. Ante el primer latigazo de la Tramontana, el dique exhibió sus deficiencias, temidas y advertidas algunas de ellas, y ha abierto incógnitas sobre su capacidad operativa en circunstancias meteorológicas adversas, precisamente las condiciones que debía superar.

Desde una óptica menos crítica, resulta comprensible que los fallos aparezcan a medida que se desarrolla la actividad y que en su mayor parte podrán ser corregidos, lo que en absoluto mitiga la responsabilidad sobre el diseño y la construcción del dique. El efecto de la "tiranya" intentó combatirse con una prolongación del muelle sin que el fenómeno, a la vista de lo ocurrido ayer, se haya controlado y con el temor lógico de que los temporales de invierno incrementen el riesgo de las maniobras en el nuevo puerto.