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El último estreno de Woody Allen, cineasta que pasa casi desapercibido en su propio país (nadie es profeta en su tierra), es un canto a la ciudad de París y a su ambiente literario/artístico de principios del siglo XX.

El cineasta judío se presta últimamente al turismo cinematográfico (que tantas subvenciones le reporta de las ciudades donde rueda) y ubica las acciones de sus películas en escenarios europeos donde es mucho más comprendido y admirado (y donde saca también más rentabilidad) que en Estados Unidos.

"Mignight in Paris" es una agradable película que podría llegar a ser incluso "buena" si no se fuese por las ramas de una ficción imposible y algo exagerada. A medio camino entre la ficción y una realidad asumida desde la obsesión por una utopía llega incluso a rozar el terreno de la buena comedia cuya mejor baza siguen siendo los famosos diálogos/monólogos del neoyorquino.

El amor por la ficción es interesante como experiencia y como método especulativo pero no como base para vivir la realidad. Vivir en el ensueño no es lo más adecuado para la vida real. Lo vemos en las cosas diarias que nos afectan a todos y lo vemos por supuesto también en la política.

Muchos creen que en Mahón hemos estado viviendo una ficción donde, parodiando a otra película ("Eyes wide shut" traducida aquí como "Lo que la verdad esconde" de Stanley Kubrick) todo parecido con la realidad era pura utopía.

Siempre se ha dado por supuesto que Mahón era de izquierdas pero ¿no es más cierto que la mayoría de mahoneses somos mayoritariamente liberales, profundamente liberales?. Ser liberal no es ser de izquierdas ni es ser conservador. Ser liberal en su sentido más profundo es tener una actitud receptiva a todas las nuevas corrientes de la vida que magnifiquen la libertad del individuo y signifiquen un alejamiento de los dogmatismos.
No conviene olvidar que los mahoneses hemos mamado liberalismo (social y también económico) desde hace más de doscientos años a través de todas las culturas e influencias que nos han llegado por mar. El puerto ha sido siempre la puerta de Mahón, su punto de enlace con el mundo, su vínculo con la modernidad venida de allende los mares. Mientras Ciutadella se mantenía apegada a sus tradiciones, Mahón, "città aperta", recibía las influencias de todas las dominaciones europeas.

Desde el inicio de la restauración democrática quienes han gobernado la ciudad lo han hecho bajo premisas liberales. Tanto la UCD como el PSOE de Borja Carreras y en los primeros años de Arturo Bagur, así lo hicieron.

Esto se torció cuando el PSOE de Bagur se sometió al pan catalanismo. Preguntas: ¿sólo por necesidad para poder formar mayorías de gobierno o porqué aquellos nuevos líderes locales socialistas provenían inicialmente de círculos cercanos al nacionalismo y arrastraron a sus compañeros hacia ese radicalismo excluyente? El historial ideológico de esos líderes (Joana Barceló, Arturo Bagur) ha dejado impronta en sus "descendientes" Tur y Marc Pons.

Esta nueva afición por el nacionalismo, ajeno al socialismo internacionalista y solidario, ha acabado por destrozar al socialismo menorquín. Sólo hay que ver lo sucedido en Mahón: siendo la mitad de su población de habla castellana, han impuesto el catalán ortodoxo como única lengua municipal enconando además los ánimos de muchos de sus votantes con el cambio del nombre de Mahón. También han cedido a los planteamientos ultras de los radicales de izquierda intentando adoctrinar a la sociedad imponiendo nuevos modelos de ciudad que han chocado con las costumbres mahonesas. Es decir, se ha perdido liberalismo para pasar a gobernar bajo las premisas ortodoxas del radicalismo doctrinario nacionalista. La ficción ha sustituido al realismo.

En cuanto los conservadores han cambiado su imagen en Mahón pasando de tener caras que representaban a lo más conservador de la sociedad mahonesa a sustituirlos por una chica liberal han conseguido un éxito histórico.
El PSOE parece que finalmente (¡Good Lord!) se ha dado cuenta de que su matrimonio con los extremistas del PSM y los ultras de EM les ha mantenido algún tiempo más en el poder (siempre de forma menguante) pero finalmente ha hartado a su electorado natural. Para sacudirse del lastre nacionalista, para dejar de vivir en la ficción como en "Midnight in Paris", ¿no sería bueno que los socialistas mahoneses recuperasen la realidad de su ciudad y apoyasen al PP para retornar a los fundamentos históricos del nombre del Municipio?. ¿No sería una buena forma de rectificar errores pasados?.