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Todos los regímenes políticos, especialmente los dictatoriales, anhelan tener sus propias divisas representativas, sus iconos específicos, para que se los identifique y sean los puntos de referencia con que ser recordados en los registros de la historia. Rememorar pues estos iconos hace recordar a un determinado tiempo político, a un período histórico tasado.

Hace unos días proyectaron en televisión (13tv) una película que contaba una teoría imaginativa (¿o real?) sobre el final del vuelo del dirigible "Hindenburg" (6 de mayo 1937) en su última travesía sobre el Atlántico Norte hacia Nueva York. Los dirigibles (originalmente denominados Zeppelin) fueron un icono que el nazismo utilizó para mostrar su poderío al mundo. El 1 de agosto de 1936, durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín, el dirigible "Hindenburg" voló sobre el Estadio Olímpico antes de la aparición en escena de Adolf Hitler. Su recuerdo aún hoy nos retrotrae a aquel sistema totalitario.

La citada película en cuestión proponía la teoría de que el final del "Hindenburg" (que explotó y se incendió justo al llegar a Nueva York) fue debido a un atentado de un grupo alemán que luchaba contra el nazismo y que, aún a costa de sacrificar sus vidas al formar parte del pasaje del dirigible, quisieron destruir un icono de aquel régimen.

Hay muchos tipos de iconos, de signos que identifican a un determinado régimen en un territorio concreto. En Menorca el icono político de quienes han gobernado la isla en estos últimos años ha sido el denominado PTI. El Plan Territorial Insular ha sido la proa, la piedra angular que ha dirigido la isla y toda su circunstancia (su economía, sus infraestructuras o incluso su "Weltanschauung" – "su visión del mundo"). Todo ha girado a su alrededor.

Los equipos políticos que han dirigido la Isla (nunca olvidemos que sin haber ganado ninguna vez las elecciones) han basado y han tasado toda su estrategia en este plan urbanístico. Dirigir el urbanismo es una forma de definición ideológica de como orientar el futuro de un territorio según los deseos políticos de quien los redacta (o aplica). Permitir o prohibir construcciones (o desarrollos urbanísticos, infraestructuras, etc.) incide directamente en la voluntad de aplicar un determinado sentido político a un territorio. Es sin duda un arma ideológica.

Efectivamente, eso se ha visto con absoluta claridad en nuestra isla. El PTI ha representado una visión reduccionista de la sociedad menorquina que ha limitado su crecimiento. Esta normativa ha significado un encorsetamiento de la actividad económica al dificultar en demasía las tramitaciones administrativas para cualquier promoción o inversión que pudiera planearse. De la forma como se ha venido aplicando, y unido indisolublemente a una querencia por un pobre nacionalismo conservador trasnochado y despintado de verde, ha supuesto un lastre efectivo para el desarrollo de la Isla. La crisis ha tenido una especial incidencia en la economía menorquina por causa y culpa de esas normas restrictivas, que cual un "Big Brother is watching you" que lo quiere controlar todo, han acabado por desincentivar las deseadas y necesarias inversiones. Ahora Menorca vivirá un cambio político. El icono de los últimos años, el PTI que parecía inamovible (como tantas cosas de la vida que lo parecen y no lo son) será cambiado o mejorada su interpretación para que en lugar de aniquilar las inversiones las favorezca. Aufwiedersehen "Hindenburg".