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Existen clases de P5 con ratios, y aceptada tenemos la cosa como si fuera la más normal del mundo, de 26 alumnos. ¿Se imagina lo que es enseñar a leer a 26 niños de cinco años a la vez en un aula, que con algo de suerte no será prefabricada? Algunos docentes han acabado sus contratos el día 15, sin llegar a acabar las clases, para ahorrar unos eurillos. Empieza a faltar liquidez en las escuelas. Abundan los problemas de disciplina, niños que simplemente son maleducados en aspectos que competen a los padres, aunque éstos tiren balones fuera. Pero no, parece que para algunos, estas cuestiones sean menores si se comparan con la posibilidad de que los padres elijan la lengua en la que van a aprender a leer sus hijos. El Govern de gestión austera y al grano de Bauzá ha encontrado tiempo para abordar un tema, que no un problema, que es mucho más identitario que educativo, no se engañen. El Govern no explica cómo lo hará, simplemente porque no lo sabe, porque no sabe cómo demonios se puede enseñar a leer a 26 niños de cinco años en una única aula y, encima, hacerlo en dos idiomas distintos. Porque si los separan, ¿cómo lo harán en Es Migjorn o Fornells? Y luego vendrá, supongo, en la línea del sector duro del PP a la que el Govern intenta satisfacer, aquello de poder elegir si catalán, menorquín, balear o alayorense. Porque castellano sólo hay uno, claro. Faltaría más.