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El Corpus es una fiesta en la que los cristianos manifestamos al mundo entero el profundo y radical significado de la Eucaristía. Como fiesta nos recuerda siempre la celebración del Jueves Santo. Como celebración nos lleva a considerar la participación del cristiano en la misa diaria o dominical a la que asiste para mirar a Cristo, para mirar a la comunidad reunida y para alimentarse y fortalecer su vida cristiana.

"Sacramento de la caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre", son las palabras iniciales de la Exhortación Apostólica que el papa Benedicto XVI nos dirigió hace unos años y que recuerdan la síntesis admirable sobre el sacramento eucarístico que la Iglesia ha recibido y transmite a lo largo de los siglos. El subtítulo del referido documento insistía en su importancia concretada en una especie de programa permanente, "Sobre la Eucaristía, fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia". Para todos y para siempre, la Eucaristía centra nuestro ser y nuestro obrar.

El contenido del mencionado texto es muy claro y de fácil lectura. Está dividido en tres partes que, con mucha sencillez, resume la presentación de lo quiere comunicar y la aceptación que todo creyente debe realizar. La Eucaristía, misterio que se ha de creer, misterio que se ha de celebrar, misterio que se ha de vivir. Se puede comprobar de forma inmediata que los tres ámbitos, creer, celebrar y vivir son inseparables, tienen la misma fuente y se dirigen a una idéntica finalidad personal y comunitaria.

Cuando respondemos afirmando y glorificando al Señor tras la aclamación posterior a la consagración en la celebración de la misa, "Esta es nuestra fe", haciendo referencia a lo que acabamos de realizar, estamos manifestando al mundo entero dónde se encuentra el motivo fundamental de nuestra credibilidad. La fe y la inteligencia.

Cuando insistimos tanto en las condiciones, en los requisitos, en los medios que debemos articular para la celebración de la Eucaristía, desde las fiestas de las primeras comuniones hasta el acompañamiento a los enfermos en el Viático, estamos señalando la insustituible presencia de la fiesta y del encuentro con el Señor en cada acto eucarístico. El misterio y la celebración.

Cuando recordamos que la Eucaristía es una explosión de vida y de amor que no se puede retener sólo en la mente humana y quedar guardada en el corazón de cada individuo sino que debe buscar agradar al Señor "con frutos de buenas obras" tratar que la existencia de todo cristiano tenga coherencia con lo que cree y celebra, que se aproxime cada vez con mayor intensidad al mandato del evangelio y que aparezca con extremada nitidez el móvil, el desarrollo y el final de la vida cristiana que no es otro que hacer la voluntad de Dios con relación a los semejantes. Somos todos hermanos y en la Eucaristía tomamos alimento y fuerza para responder a esa exigencia de la caridad desde la actualización del sacrificio de la cruz. Es la fuerza redentora del Señor que nos lleva a servir con amor a los demás. Es una consecuencia clara la unión de esta fiesta con el día de Caritas. Coherencia y servicio a los hermanos.

Muchas noticias llegarán a vuestros oídos desde la plataforma diocesana de Caritas y desde cada una de sus equipos parroquiales. También desde Caritas Española.

Presentación de las distintas memorias económicas y de actividades, denuncia de la pobreza y marginalidad, recrudecimiento de las condiciones sociales de millones de seres humanos, retos que plantea nuestra sociedad preocupada en demasía sobre el individualismo y el excesivo consumismo, olvido de la presencia de Dios en medio de la acción de las personas en los distintos segmentos sociales. Por otra parte también Caritas nos quiere recordar el caudal de solidaridad, entrega y servicio que aparecen por todas partes y que son motivo de alegría y de esperanza.

Porque Caritas celebra el Amor de Cristo a la humanidad y nos pide que cada uno de nosotros sigamos ese camino de amor hacia quienes más lo necesitan.

"Las cosas importantes se hacen con corazón" es el lema que nos recuerda a todos la Iglesia para este día. Así lo hizo el cardenal García-Gasco, fallecido el pasado día 1 de mayo en Roma, que regaló para nuestra diócesis una réplica del Santo Cáliz de la Cena del Señor que se venera en Valencia y con el que celebraremos la Eucaristía en la Catedral en este día tan señalado. Gratitud y oraciones para él.

A todos os pido vuestra participación en los sentimientos de caridad de Cristo.

Vuestro Obispo.