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Antes de que la moda marcara las pautas de crepados y lisas melenas, en el local Mi Salón, se vivieron infinidad de "coses". No vayan a pensar que fue abrir la puerta, colgar el cartel en lo alto de la puerta y basta, precisamente no fue así. Las cosas de palacio van despacio y también Paquita y Enrique tuvieron que amoldarse al devenir de los tiempos en que se encontraban nada más ni nada menos principios de 1940, con esto queda dicho todo. Para que ustedes entren en situación, he recopilado las peluquerías de diferentes categorías que se encontraban en nuestra ciudad.

Mahón 1945.- Peluquería de 1 silla. Pilar Goñalons
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Adelaida Bagur Taltavull
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Juanita Callejas Sintes
Mahón 1945.- Peluquería de 2 silla, Juana Olives
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Francisca Vidal Camps
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Herminia Pérez Catalá
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, María Esbert Llabrés
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Paquita Marcos Bonet
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Ramón Prieto Verger
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Catalina Anglada Camps
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Juanita Ferrá Palou
Mahón 1945.- Peluquería de 4 sillas, María Sastre Pons
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Esperanza Pons Seguí
Mahón 1945.- Peluquería de 3 sillas, Águeda Coll Cleofe
Mahón 1945.- Peluquería de 2 sillas, Antonia Galmés Morera

Decía el pasado sábado, eran tiempos de melenas rubias y onduladas. Llegó otro bum en la moda de los peinados, los grandes crepados, realizados en los propios cabellos, decantando los crepes y postizos, aquella moda hizo que nuevamente se llenaran las peluquerías. Fueron los años que se dieron a conocer las lacas que mantenían intacto el laborioso trabajo de las peluqueras. Arrinconando los botes de fijapelo, reemplazándolos por los frascos de spray laca que se dispersaba, acartonando el voluminoso "pentinat". No puedo olvidar la laca "coneguda com a pobre". Se vendía a granel, se debía usar en frascos de plástico los populares "chuc, chuc". A cinco pesetas los 100 gramos, "tres unces".

Con la llegada de 1960, otra moda se iniciaba. Las medias melenas con puntas graciosamente inclinadas hacia fuera o las cortas con mucho volumen, siempre gracias a abundantes cantidades de fijación. Se iban decantando los rizos de los años cuarenta y cincuenta, peinándolos super lisos. ¿Recuerdan la "toga"? Tras un exhaustivo cepillado se ponía un rulo en lo alto de la cabeza peinando el pelo alisándolo alrededor del mismo, primero hacia un lado y después hacia el otro, era un buen remedio para que desaparecieran las ondulaciones. Las permanentes quedaban para las madres y abuelas.
Hago punto y aparte, para introducirme en la peluquería de Paquita y Enrique que había experimentado un gran cambio. Si en un principio las vecinas demostraban cierto resquemor en entrar en aquel lugar, por mor de ser mal vistas mezclándose con las artistas del cabaret Trocadero y negocios del mismo gremio que poco a poco habían ido proliferando. "No hi havia televisió i els homos se tenien que entretenir amb qualque cosa". Hasta que comprendieron que nada había de malo en ello, y más teniendo en cuenta el buen trabajo de la casa, que Paquita activa y con ganas daba a conocer todas las temporadas en nuestro primer Coliseo.

Después de la calamitosa restauración que hace diez años se realizó en el Teatro Principal, "el van desgraciar", ahora no podría llevarse a cabo. Se montaba un entarimado a lo largo del pasillo girando las butacas mirando hacia el mismo, donde el público podía admirar el desfile de modelos de la moda de costura a la vez que de peinados a cargo de Paquita y Enrique. Noches inolvidables, llenando el teatro del todo Mahón, "ric i pobre". Éste era el público de mi recordada Paquita. Las señoras más ricas y distinguidas no tenían inconveniente en sentarse junto a jóvenes bisuteras, dependientas, etc. "açò era lo guapo de aquella casa".

Al matrimonio Bes Marcos les encantaba el teatro y la zarzuela, ello los llevaba a acudir todas las semanas al Orfeón Mahonés a la vez que peinaban y maquillaban a los artistas, lo mismo sucedía en el teatro, según me fue explicando su hijo Tomás.

El verano de 1956, con la inauguración del Hotel Port-Mahón, Mi Salón fue recibiendo la visita de las primeras turistas que allí se hospedaban. El propio señor Borbolla que hacía las veces de intérprete las acompañaba, indicando lo que deseaban. Es probable que mi apreciado vecino y amigo Seoane hiciera lo propio.

Con el fallecimiento de Queta, una peluquera de la calle de la Infanta "devora s'estany", motivó que el matrimonio alquilara el local, ampliando el negocio. Al año abrieron otra en la urbanización de Cala en Porter que despuntaba como la más importante "des cap de llevant".

Por aquel entonces, Paquita se puso en contacto con la prestigiosa casa Colomer, actualmente Revlon, de Barcelona, proporcionándole a jóvenes estudiantes que tras finalizar el curso y hechas las prácticas, demostrando que "arribarien enfora", Paquita los admitía para coger experiencia, que, al fin y al cabo, es lo que en todos los oficios se necesita.

Fueron muchos los que por allí pasaron, demostrando su tenacidad montando su negocio propio. Recuerdo a Toni, un joven valenciano, que junto a Carmelo abrieron al público una peluquería en es Camí des Castell al cruce con la de las Vacas. Pasando en la Ravaleta. A Juan Gómez Montilla, que se casó con Mari, una chiquilla que lavaba el cabello en casa de Paquita, subida en lo alto de un cajón. Casualmente este matrimonio al cabo de los años, montó varias peluquerías en nuestra ciudad con el nombre de Mi Salón. Y otros, que es difícil poder nombrar a todos, hasta llegar a Eloy que fue el que cerró la casa número 1 que durante medio siglo había sido un establecimiento aliado con la belleza de la mujer. Continuando en la misma plaza de San Roque " a s'acera de davant on havia estat antes".

En este día doy por finalizado el trabajo, quedando infinidad de datos por escribir, que a buen seguro finalizaré después de hablar con dos profesionales como fueron Mari Llabrés y Maruja, ambas trabajaron en Mi Salón, entregándose en cuerpo y alma, obedeciendo las ordenes de sus maestros Paquita y Enrique, rindiendo como dos auténticas maestras que a fin de cuentas es lo que fueron.
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margarita.caules@gmail.com