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El debate sobre el Estado de la Nación aporta muy poco en este momento. La segunda legislatura que preside José Luis Rodríguez Zapatero está agotada, por cansancio, aunque quedan nueve meses para culminarla. Las promesas que anuncia el presidente del Gobierno no tienen capacidad de generar esperanza entre los ciudadanos, ni siquiera la que se refiere a la reforma de la legislación sobre la ejecución de los embargos de las viviendas hipotecadas. Sin embargo, la travesía hasta marzo, si no se adelantan las elecciones, no está exenta de riesgos para la estabilidad económica del país. Con una Grecia inmersa en una enorme protesta social por los nuevos recortes sociales exigidos por Europa, los mercados siguen dirigiendo los focos a países como España. Los dos partidos mayoritarios han de actuar con prudencia, con sentido de Estado, pensando en los ciudadanos y no solo en sus votos. Del debate iniciado ayer, en un clima de cansancio del Gobierno y de expectativa de la oposición, sería conveniente que surgiera una idea positiva sobre la capacidad que tiene España de afrontar las reformas necesarias para encarar un periodo de mejora económica, sin que sea a costa, principalmente, de los ciudadanos.