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El convenio que firmaron la ministra Leire Pajín y el presidente del Consell, Marc Pons, el 28 de marzo pasado para permitir las visitas al Lazareto no ha dado resultado. Mereció elogios unánimes y sin embargo ha decepcionado. La visita privada de la ministra al Lazareto durante el último fin de semana es una anécdota, aunque sorprende que pueda disfrutar del recinto con su familia, mientras los menorquines siguen sin poder acceder. La Fundació Destí debía asumir la organización de las visitas. El compromiso era que a primeros de junio esta actividad estuviera en marcha. No se ha cumplido nada de las previsiones iniciales y además ahora parece que el nuevo equipo de gobierno del Consell aún ha de valorar el coste económico de la organización de las visitas guiadas. El convenio parecía el primer paso importante para que Menorca recuperara uno de los espacios más interesantes del patrimonio histórico, en un proceso que debería conducir a potenciar el Lazareto para la cultura y el turismo. Un acuerdo con el Ministerio de Sanidad, titular del recinto, no puede convertirse en papel mojado, porque las visitas debían ser un primer paso para un objetivo más ambicioso.