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Imaginario observo, con el dolor del atontamiento que te produce una coz en el estómago, el ir y devenir de estas pasadas fiestas de Sant Joan en Ciutadella, tristemente actualizadas hace unos días por las nuevas denuncias por agresión. Quién te ha visto y quién te ve, y no lo digo yo, sino un gran número de ciutadellencs que ven cómo se les va lo que nació para su disfrute y el resto de menorquines, en otra cosa que poco tiene que ver con lo festivo. La avellanas duelen más que las que se lanzaban hace solo diez años porque también ha variado la intencionalidad y las manos de algunos que las manejan. La fama de "botellón de las Islas" y las consecuencias del abuso del alcohol han derivado en agresiones a chicas que han ido más allá del típico zarandeo. Si poderoso señor es el dinero, habrá que ir pensando en buscar también poderosas razones que pongan límite al salvajismo desbordado de unos muchos, razones y leyes donde las conciencias demasiado laxas porque la letra lo es, puedan castigar con más sólidos argumentos al que se toma la justicia por su mano y defender hasta las últimas consecuencias a quienes son inocentes. Si no lo hacemos así, otro tipo de animal y no precisamente el noble bruto será el único protagonista de la "fiesta". ¡Clotellada al agresor!