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La situación en el puerto de Ciutadella ha cambiado con la entrada en servicio del dique de Son Blanc. Un aviso de 'rissaga' provocó ayer el cierre del puerto histórico al tráfico de las golondrinas y chárters. El protocolo de seguridad debe revisarse, puesto que sin los barcos de las líneas regulares en sus muelles el riesgo se reduce. Las normas que obligan a cerrar el puerto ante un aviso de 'rissaga', aunque sea leve, se adoptaron después del desastre del 15 de junio de 2006. Las circunstancias fueron excepcionales. El temor al riesgo que provocaría la coincidencia de los barcos y el fenómeno recomendaban un protocolo estricto. Las circunstancias políticas también motivaron las medidas de seguridad. En ese marco se pactó el puerto comercial de Son Blanc. Ahora, la nueva situación y el proyecto de ampliar y ordenar los amarres en el interior recomienda un estudio sobre qué medidas han de adoptarse en el caso de una 'rissaga'. La predicción ha mejorado, pero todavía debe avanzar más. El protocolo dependerá siempre de la fiabilidad de las predicciones. Los estudios en marcha deberían aportar la información necesaria para que el sistema de alertas y de actuación fuera eficaz, seguro y práctico para la actividad portuaria.