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Pregunta de examen: En nuestra sociedad ¿hay realmente diferencias entre la aún llamada "izquierda" y la todavía denominada "derecha"? Si cree que existen, deje aparte las actitudes cosméticas para minorías así como las clásicas, cansinas y demagógicas proclamas de pancarta, y diga cuáles son. ¿En qué se substancian? ¿Cómo mejora o empeora la economía de cada uno de nosotros cuando ostentan el poder unos u otros? ¿Aumenta o disminuye la felicidad global de los ciudadanos cuando gobiernan esos unos o cuando lo hacen aquellos otros? Por favor, concrete y responda.

Sí, esa podría ser una buena pregunta para comprobar las diferencias o no diferencias de nuestros políticos viendo los resultados reales, palpables, de las actuaciones políticas de cada uno de esos dos bandos, supuestamente enfrentados, cuando dirigen los gobiernos.

Se nos ha inoculado la creencia que sólo la izquierda defiende a los trabajadores, a las clases más humildes. Si ello históricamente pudo ser verdad, ¿lo es todavía hoy? ¿Pueden ser considerados defensores de los trabajadores quienes han permitido un paro de cinco millones de españoles? ¿Pueden querer levantar la bandera de la defensa de los débiles quienes autorizan (por no saberlo remediar) un paro juvenil cercano al 45% que condena a buena parte de nuestra juventud a la miseria y al ostracismo social indefinido? ¿Cómo calificar a quienes han agravado la situación de los jubilados con bajadas de pensiones? ¿Quién despilfarra más, unos u otros? ¿Debemos de permitir que la demagogia sea una forma de gobernar?

Por otra parte, ¿quiere hoy la llamada "derecha" eliminar aquellos derechos sociales? Sin duda que no. Sus propios votantes no se lo permitirían. También ¿quién defiende mejor a los trabajadores, quien creó millones de puestos de trabajo o quienes con su vieja política ideologizada, no consiguen solucionar el aumento continuado del paro? ¿No es el derecho al trabajo el primer derecho social a conquistar por cualquier ciudadano? ¿No es el "poder trabajar" la prioridad absoluta de cualquier persona para no verse forzada a recurrir a los humillantes subsidios de una beneficencia lastimosa?

Se supone que la izquierda comenzó sus "actividades existenciales" en el período de la Revolución Francesa. Cuando la burguesía suplantó a la aristocracia como clase dominante acabando con el anterior feudalismo y las monarquías absolutas, la sociedad evidentemente cambió. Después, los sucesivos acontecimientos históricos consiguieron que los más humildes tomaran conciencia de su situación vital y demandasen (y consiguiesen) mejoras en su vida. Antes del comunismo, se defendió que las riquezas de cada persona debían de ser fruto de su trabajo personal y no ser derivadas de los privilegios de clase. Se acuñaron los preceptos de "libertad, igualdad y fraternidad".

En nuestro mundo europeo, y superadas las épocas totalitarias, buena parte de aquellas clases sociales paupérrimas han devenido en clases medias. Acabadas las guerras europeas del pasado siglo veinte, la mayoría de los europeos, de los españoles, de los menorquines, "han venido a más". Nadie discute que se haya creado y fortalecido un confort social que otorga comodidades generales (protección social) a prácticamente todos los ciudadanos.

Pero cuando se ha globalizado la economía mundial muchos creen que la crisis actual ha sido la puntilla que elimina de hecho las viejas diferencias ideológicas (¿Un nuevo "Crepúsculo de las ideologías"?) frente al puro realismo. Esa economía globalizada y unidireccional impone y dicta ahora las normas al margen de las voluntades particulares. Ya no hay margen para exquisiteces sectarias. Ya no sirven las ideas encorsetadas. Se impone el sentido común y la sensatez, se impone la gestión.

(Continuará. En otro escrito analizaremos en que ha beneficiado la supuesta "izquierda" a los trabajadores de Baleares. Veremos qué beneficio y cuánta felicidad han aportado a los menorquines quienes han practicado las políticas del "carpaccio de langosta", del enchufismo partidista, de la subvención perpetua y de los desayunos de casi quinientos euros a cargo del pueblo).

Nota: Juan Manuel Lafuente hubiera sido un magnífico Alcalde para Mahón-Mahó. Su preparación es evidente y su capacidad de trabajo y de gestión son bien conocidas. Es una buena noticia que haya sido contratado por el Ayuntamiento de Mahón para asesorar al nuevo Consistorio.