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Ser guapo es como un superpoder. Conlleva una gran responsabilidad. A estas alturas de la vida le doy gracias a mi madre y a mi padre por hacerme simpático, que es la forma cómoda de llamarse poco agradecido, potenciando otras cualidades. De hecho, siempre lo suelo decir, en mi familia mi hermano Edu es el guapo y yo soy el simpático, además del que escribe por el diario y, por ente, el más mediático. Pero él se lleva, o en su tiempo lo hacía, a las 'churris' de calle. A mí me sienta la mar de bien porque soy 'la bestia' y él es el 'bello'.

Estos días, por Es Migjorn Gran, me he dado cuenta de que estoy de lujo siendo simpático. Resulta que lo habitual, para el verano, es estar en forma, lucir musculitos y vientre plano. Bien, resulta que a mí me gusta comer mucho y bien por lo que el único abdominal que tengo se llama Antonio y se lleva perfectamente con el 'pack de seis', que es un poco más tímido. Comer lo que quieres y cuando quieres es un lujo al alcance de muy pocos y casi te diría que un tipo de religión, amigo lector.

Qué duro se hace estar a dieta en verano cuando los mojitos, las barbacoas y los demás placeres de la vida se suceden, cautivándote hasta el extremo y obligándote a tentar. Lo de pillar una chistorra por banda y atacarla cual hiena hambrienta mientras piensas en la cantidad de verdura y fruta que llevas acumulada es lo que más se parece al pecado original.
'Ave mojito y butifarra, sin pecado concebido'. Para que uno esté "bueno", como coloquialmente se conoce, debe mantener una vida cargada de celibato con las grasas, los azúcares, los carbohidratos y las demás 'chucherías'. A mí, un día, se me apareció Chuck Norris, que es como el ratoncito Pérez, pero del régimen, y me ofreció un pack que incluía los ojos azules, el pelo rubio, un cuerpo de diez, con una cantidad infinita de músculos marcados, algunos que todavía están por descubrir, y una voz sensual, a lo Constantino Romero. La verdad es que lo rechacé porque precisaban de muchos cuidados y no tengo tiempo para ello.

Si me dan a elegir prefiero seguir siendo el simpático. Al final de la película no te llevas a la capitana del equipo de animadoras pero sigues siendo tú mismo, no pierdes el tiempo acicalándote y acabas con la muchacha que te llena, en lugar de algo superficial y monótono. Y encima cenas chistorra, butifarra y lo sazonas con un buen mojito.
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dgelabertpetrus@gmail.com