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Un grupo heterogéneo de colectivos (entre los que se encuentra lamentablemente el 15-M) ha programado una manifestación en contra de la visita a España del Papa en la víspera de su llegada. Bajo el argumento (que ellos saben falso) de que su estancia entre nosotros constituirá un serio gravamen para el contribuyente (el evento se autofinancia y de él se desprenderá para la comunidad de Madrid un beneficio de unos cien millones de euros) han organizado su movida bajo lemas tan elocuentes como "Dadles caña, pondrán la otra mejilla"; "Pártele la cara al Papa" o "Meteros los rosarios en los ovarios"… Resulta difícil dialogar con esa gente… Entre otras cosas, porque no lo desean y tampoco saben.

Pero si sus palabras resultan ya de por sí sobradamente expresivas, todavía lo son más sus gestos. Quien ha tenido algún contacto con el mundo del teatro sabe de la importancia de ese lenguaje. Los convocantes (entre los que no podía faltar IU), en las imágenes, destilaban odio. Un odio atávico, irracional, visceral, heredado, casposo… Probablemente era el odio de quienes creen que perdieron una guerra, cuando esa guerra, por civil, la perdimos todos… No pudiste evitarlo. No te asustaron, ni te escandalizaron… Simplemente te dieron pena. Por la simple razón de que el que odia se convierte en su primera víctima (y, en ocasiones, la única). Anthony Shaffer, el prestigioso guionista, os lo recuerda en "Death on the Nile" (1978): "No dejes que entre el odio en tu corazón, puede hacer de él su morada".

Y junto a esa lástima, al verlos, sí, constataste que sólo veías eso: personas infelices cuyo objetivo era, únicamente, dañar… ¿Quién dejaría su país en manos de gente así?
Pero, desde este modesto artículo, les dices que nadie de la "JMJ" se pondrá el rosario en los ovarios, porque, probablemente, lo utilizará para rezar por ellos. Frente al insulto, efectivamente, sabrán dar la otra mejilla. Y los que quieren ir por ahí partiendo caras (entre cobardías y silencios de quienes sólo critican en la intimidad), recibirán el perdón que creen no necesitar, pero que, sin embargo, se les dará…

Eso fue lo que viste. Lo que dejaste de ver, sin embargo, fue inteligencia (el rencor la ciega). Se han hecho un triste favor. Porque cualquier persona con sentido común (independientemente de su ideología), establecerá inevitablemente comparaciones… Y en esa comparación serán netos perdedores…

Y cierras con un ruego, con una exigencia, más bien… Crees que ya ha llegado la hora de que en este puñetero país aprendamos a respetarnos, a vivir en la concordia y en la divergencia no violenta… Hemos protagonizado ya demasiadas guerras, mayores o menores, como para seguir en eso… Urge, ya, la paz…