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El pregón de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia vivirá este año dos importantes mutaciones, que se sepa de momento. Por un lado, cambia de día. Por otro, cesa en sus funciones el pregonero popular Carlos Fàbregues. La primera mutación ha generado una corriente de enfado entre gran parte de la población, que oscila entre el simple mosqueo y la más rotunda de las indignaciones, con página en facebook incluida. La segunda mutación genera, a no ser que uno sea un botijo, un sentimiento de estima, gratitud y aprecio por el señor Fàbregues. Sobre la primera mutación: El cambio debe justificarse más y mejor de lo que se ha hecho hasta ahora por parte del equipo de gobierno. El cambio por el cambio no se entiende. Si de verdad se programan un frenesí de actividades del 3 al 6, la cosa se puede llegar a aceptar. Si no, no hay excusa que valga. No obstante, tampoco hay para ponerse histérico. La costumbre de abrir las fiestas el día 6 con el discurso de un famosillo local o foráneo, más o menos como ahora, nace (y me la juego a que caigan sobre mi los reproches de la legión de historiadores que pueblan esta Isla) a mediados de los ochenta. Incluso se tardó unos años más para que el pregón saliera a la plaza. "Quisir", la tradición que se resquebraja es relativa. Más años tiene como pregonero popular Carles Fàbregues. Por tanto, exijo que también tenga su página en facebook. De reconocimiento, claro está.