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La biomasa es una energía con futuro sencillamente porque es renovable, limpia y todos los países la tienen. Es como un panel fotovoltaico pero 100% natural y renovable.

Hace poco escuché una de las definiciones más inteligentes, en la que aquel ponente asemejaba las plantas a un panel fotovoltaico, pero con la diferencia de ser totalmente natural, 100% renovable y con un I+D a sus espaldas de 500 millones de años.

El gran secreto, la verdadera innovación de las plantas superiores, tan necesaria para la vida en la tierra, ha sido aprender a hacer la fotosíntesis. Un proceso en el que se transforma, de forma muy eficiente, la energía del sol en estructuras de carbono que, como saben, es un elemento esencial en la mayoría de los procesos energéticos actuales.

Si añadimos a esto, que las tendencias mundiales en el uso de energía, el calentamiento de la tierra y las necesidades en seguridad energética invitan a hacer una rápida transición a un sistema de energía bajo en carbono, sostenible, eficiente y ambientalmente amigable, la biomasa aparece como una buena solución.

La búsqueda de alternativas energéticas que integren los recursos locales renovables, es una de las principales preocupaciones de gobiernos, científicos y empresarios de todo el mundo. Por eso, cada vez más, la biomasa se convierte en una alternativa real.

Es la fuente de energía renovable más importante para el futuro a corto y medio plazo, entre otras cosas, porque está presente en la mayoría de los países y es barata, pero además tiene muchas virtudes que la convierten en una alternativa excelente como que;

Es la cuarta mayor fuente de energía conocida hasta la fecha en la tierra, después del carbón, petróleo y gas natural.

Es la única fuente de energía renovable que puede sustituir a los combustibles fósiles en todos los mercados energéticos ya que nos permite producir calor, electricidad y biocarburantes líquidos.

Tiene la ventaja respecto a otras energías renovables de ser regulable y gestionable, es decir, funciona las horas que nosotros decidamos. Esto no ocurre con la energía solar y la eólica, que están condicionadas a las horas de sol y viento respectivamente.

Es la energía renovable más barata de producir y que mejores beneficios ambientales proporciona si se desarrolla de forma sostenible.

Su uso genera reducciones significativas de emisiones de gases de efecto invernadero.

Mejoras en la seguridad energética y la balanza comercial de los países, simplemente por sustituir las importaciones de combustibles fósiles con biomasa autóctona.

Es una oportunidad extraordinaria para motivar el desarrollo económico y social en comunidades rurales.

Pero no todo son flores en el camino y como cualquier iniciativa que empieza, existen retos que condicionan el desarrollo de la bioenergía y estos son;

La competencia por el uso de la tierra. El cultivo de biomasa energética no debe desplazar a plantaciones con fines alimentarios, especialmente en aquellas zonas donde la supervivencia de los habitantes tenga un vínculo directo. En este sentido ya se trabaja en el desarrollo de sistemas de certificación globales que salvaguarden las producciones de biomasa sostenible y sin conflictos por el alimento.

Los niveles de productividad de las tierras han de ser incrementados, mediante mejoras en las técnicas agronómicas y forestales. En los últimos 50 años en Europa la capacidad de la producción por hectárea se ha duplicado y estamos sólo empezando en la mejora de las técnicas agronómicas.

La biomasa ha de posicionarse como una competencia clara frente a otras fuentes de energía fósil. Las energías tradicionales tienen fuertes grupos de influencia que manejan las políticas energéticas de los países. Esta tendencia debe cambiar y la bioenergía es una buena excusa.

La logística y las infraestructuras relacionadas han de ser mejoradas con el fin de optimizar los costes y las emisiones producidas en su manejo. Es un sector nuevo y emergente, en el que aún faltan grandes inversiones en centros logísticos específicos, terminales portuarias…

A pesar de todo esto, la biomasa es ya la mayor contribuyente global de energía renovable cubriendo aproximadamente el 13% de la energía primaria mundial, pero tan sólo estamos en el inicio y su potencial, si se gestiona de forma sostenible, puede cuadriplicarse.

En conclusión, estamos ante una alternativa energética real, limpia y que se produce en nuestro territorio, con todos los beneficios sociales que esto implica. Así que, cuando hablen con sus amigos o cuando lean alguna noticia sobre energía, recuerden, que la biomasa es aquella energía de nuestros abuelos, que de nuevo está entre nosotros, pero esta vez ha venido para quedarse. Que la biomasa les acompañe!. Un saludo.
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