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Tiene su qué, en realidad, lo de hostiarse delante de más de cien millones de personas y retractarte como un primate mal educado. Habrá incluso quien lo encuentre erótico. Hablo de madriles y de barsas, de blancos, de azulgranas, de teatreros y de mercenarios. De maleducados, de 'nenazas', de valientes y de cobardes. Hablo de todo menos de fútbol. El deporte rey se ha vuelto barriobajero y lo practican una panda de macarras que se amparan en el 'todo vale' para perder por poco o caer por goleada, porque cuando renuncias a ser educado y regalas a guantazo limpio tu integridad puedes levantar la copa que quieras, la de Europa, la del Rey, la de España o el gin tonic, que habrás perdido lo poco que te quedaba.

Habrá quién se lave las manos y diga que forma parte del espectáculo, tonto, el que lo consiente, muy tonto, y el que lo protagoniza, tonto del bote al cuadrado. En este coto privado de ideas que manejamos a medias entre tú (que lees) y yo (que escribo) no toleramos la violencia. No hay justificación alguna al bochornoso espectáculo que nos ofrecieron los dos mejores equipos del mundo en lo suyo. La pelea de patio que organizaron una panda de niños malcriados consentidos dejó patente que en España hay un problema que debería preocuparnos.

Habrá, porque los hay, a quienes les haga gracia el intercambio de opiniones y puñetazos que se soltaron los del Madrid y los del Barça. Saltará también el que dirá 'ha sido culpa de fulanito', o el más valiente que asegurará que 'ha ganado menganito'. El problema es que nadie romperá una lanza para reconocer lo evidente, que no estuvo bien y fue humillante.

Esos semidioses, aclamados por el pueblo hasta límites intolerables, mandaron un recado a todo el planeta: "Si no ganas, pega". Tampoco se lucieron en la segunda lección de la clase: "Si te pegan, devuélvesela". Y luego, ya se armó la marimorena.

Los especialistas que hablen lo que quieran, que soplen gilipolleces de canal en canal, pero lo que el miércoles se vio por televisión debería estar prohibido o como mínimo sancionado de forma ejemplar. Porque ni pierde el Madrid, ni pierde el Barça, ni pierde el fútbol. Perdemos las personas que toleramos, compartimos y celebramos un intercambio de hostias.

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dgelabertpetrus@gmail.com