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Es una etapa que hay que pasar, que remedio, peor sería no cumplirlos. Sin embargo, quienes ya hemos cumplido muchos, estaríamos dispuestos a aceptar un cambio en determinadas fórmulas tradicionales. No sé si se habrán fijado ustedes, pero a partir de según que edad ya no te suelen llenar la tarta de velitas por muchos motivos. Los más benévolos dicen que la tarta se llena de gotas de cera, que el que sopla se chamusca el bigote y que al que le toca encenderlas, se expone a alguna que otra quemadura porque nunca sabe si empezar a encenderlas por el centro o por los extremos. Sin embargo, el "cumplidor de años" sabe muy bien que, eso de sustituir las 50 velitas por dos, una con el cinco y otra con el cero, no es por seguridad familiar ni por que la tarta sepa a cera virgen, que va. El festejado soplador y sobre todo si es mujer, sabe muy bien a esas edades que todo es pura caridad, por no ofender, para ocultar cifras, para no recordarle al protagonista de la fiesta que es un carroza de padre y muy señor mío y también, pero de pasada, para que su cada vez más escasa capacidad pulmonar, sea suficiente para apagar dos velitas con cara de oso y no sucumbir en el fracaso de intentar apagarlas todas las cincuenta de un solo soplo. Como les decía al principio, además del tema velitas, a partir del próximo año voy a proponer que se me deje de felicitar con la fórmula "que cumplas muchos más" (si ya tengo muchos, jolines, que manía) y que sea sustituida por la de "que cumplas muchos menos". ¿Se apuntan ustedes? ¡Clotellada a la falta de lógica!