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El éxito de la Copa del Rey de Barcos de Época-Trofeo Panerai y la promoción que este evento supone para Menorca -tal y como se reflejaba en nuestra editorial de ayer- contrasta con la crisis que arrastra el sector del turismo náutico. El descenso en un 30 por ciento del tráfico en las marinas respecto al año pasado (que también tuvo resultados negativos) y el hecho de que la temporada se haya visto reducida a un solo mes es difícil de entender si nos atenemos al reconocido atractivo de nuestro litoral y a la belleza de los puertos de Maó, Ciutadella y Fornells. La Asociación de Instalaciones Náutico Deportivas de Balears (ANADE) apunta con claridad las deficiencias que han llevado a la Isla a perder terreno en un turismo de alto poder adquisitivo: infraestructuras anticuadas y la carencia de una oferta e instalaciones complementarias de calidad. Como en otros casos, la realidad deja claro que no estamos en disposición de competir con destinos más cercanos, como Mallorca o Eivissa, y con otras zonas del Mediterráneo.

El diagnóstico realizado por ANADE no debe caer en saco roto y tanto el sector como las administraciones deben realizar un esfuerzo para adecuar la oferta a la demanda de un turismo que, según los estudios, duplica el gasto medio del visitante tradicional.