Los patios de luces pueden ser traicioneros, pensé ayer mientras asistía involuntariamente a las tensiones que provoca la vuelta a casa. Acaban las vacaciones, se llenan maletas de cachivaches y suspiros por el tiempo de asueto agotado. El adiós estival de muchos coincide con el de Xavi, que regresa a Barcelona después de seis años en Menorca, y se suma a las despedidas recientes de dos "Carlos", que por motivos profesionales han dejado de formar parte de mi panorama cotidiano, y de otras vividas anteriormente. Quiero pensar que en todos los casos hay más de "hasta luego" que de "adiós", pero la sensación que me embarga es idéntica. El tiempo que no compartes no vuelve, el café que te dejas de tomar, la tarde de playa que planeaste y cancelaste, la conversación que aplazas, no vuelven. Cada momento es único e irrepetible –si no lo vives cuando toca, ya no lo vives–- como único e irrepetible es cada lugar y el paisaje humano que lo conforma. Tan importantes son las personas que habitan tu espacio, la gente con la que compartes un sitio, que cuando esas personas se van, cuando la gente no es la que era, no puedes evitar preguntarte si sigues estando en el lugar que amabas, el lugar del que no sabes bien ni cómo ni por qué te enamoraste.
A la luna de Valencia
La hora del adiós
30/08/11 0:00
También en Opinión
- Un aterrizaje fallido en el Aeroclub de Mahón deja heridos a los tres ocupantes de una avioneta
- Ingresa en la UCI del 'Mateu Orfila' una mujer que estaba siendo tratada por la doctora Popel
- Hospitalizado un menor tras caer de un tercer piso en Ciutadella
- ¿Un muerto en el Moll d'en Pons? El rodaje de una serie que se viraliza entre los vecinos de Es Castell
- Que el equipo del programa «Ser Aventureros» desplazado a Menorca...
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
De momento no hay comentarios.