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Siempre he creído que los sentimientos de la gente permanecen y pertenecen al lugar donde uno ha vivido su adolescencia y su juventud. Creo que todos nos sentimos expresamente anclados al tiempo de nuestra vida donde, la mayoría, se supone que "fuimos felices" y donde la vida nos marcó sus directrices futuras. Mientras Jordi Pujol aseguraba que "són catalans tots els qui traballen i viuen a Catalunya" (al tiempo que su mujer Marta Ferrusola defendía todo lo contrario), yo creo que la gente pertenece solo a su lugar de nacimiento o donde ha obtenido las vivencias juveniles que les marcarán la vida. Es el tiempo biológico de la máxima disponibilidad emocional para absorber "cosas". Es cuando arraigan las raíces.

La estética también marca la pertenencia a ese determinado tiempo. Remontándonos a la mitad del siglo pasado, la estética juvenil en el mundo occidental más avanzado era el "look" a lo Elvis Presley. Aquellos peinados con tupés engominados, aquellas chupas negras con los cuellos levantados, aquellos botines, etc. mostraban la pertenencia a un tiempo y a una moda. Después, a principios de los sesenta, las melenitas tipo Beatles impusieron su jerarquía pero rápidamente fueron reemplazadas por las melenas tipo Rolling Stones. Pocos años después aquellas melenas ya se habían convertido en melenazas (Fleetwood Mac, Led Zeppelin, Free, Taste, Deep Purple, Status Quo, etc). Pero hete aquí que una nueva moda musical, que vino a convivir con la otra, significó la aparición de otro nuevo "look".

Si en Inglaterra a los melenudos les llamaban "hairies" (peludos), a los seguidores de la nueva moda les llamaron "heads" (cabezas). Eran los fans de la música y la estética de Jimi Hendrix y los Cream. Sus peinados eran como bolas de pelo cardadas y rizadas (tipo afro) y sus ropajes más llamativos, menos roqueros, incorporaban adornos de terciopelo y otros desvíos sicodélicos. Era el inicio efectivo de la sicodelia y la transformación del "hippismo". Un tiempo en el que se produjeron varios de los mejores discos de rock nunca grabados (Disraeli Gears, Wheels of fire (Cream), ¿Are you experienced?, Electric Ladyland (Hendrix)).

Recuerdo uno de los conciertos de los "Cream" (un supergrupo formado por Eric Clapton, Jack Bruce and Ginger Baker) en Hyde Park. La altura de muchos de los asistentes y sus matas de pelo casi no me dejaban ver el escenario. Era mi primer viaje a Inglaterra y estaba asombrado de lo que veía "en vivo" (que no era sino confirmación de todo lo visto y leído en las revistas musicales españolas - Fonorama, Fans, Teleguía, etc). Aquella nueva música, un rock-blues evolucionado, sonaba muy novedosa con relación al rock-blues más clásico al que estábamos acostumbrados. Las guitarras sonaban bestiales. Las versiones de los blues clásicos del Delta o de Chicago eran apabullantes.

Recuerdo que esas varias estéticas también aparecieron en Menorca. En San Luis mi amigo Bep Silvano (Cardona) lideraba a otros (Félix, Toni es Beatle, etc). En Es Castell estaban los Xurrons (en Mando y en Julio) y otros, en Alayor en Toni Beatle (que pronto se iría a vivir a Holanda), en Mahón en Mei, en Sáez, etc . En Ciutadella estaban mis amigos los Gornés (del grupo "Los Monsters"), etc. Era toda una estética que identificaba muy bien una época y un tiempo vivido a tope.

Pero ¿cuál es la estética de hoy? ¿Hay una? Desde luego. Cuando ya quedan pocas de aquellas melenas de los años 60 y 70, parece ser que la moda actual se basa en una deriva menos salvaje de lo que fue la imagen punk de los ochenta (¡nadie tiene que salvar ahora a la Reina!, "God save the Queen", Sex Pistols). Ahora rige el pelo cortado casi al cepillo (o mondo y lirondo) en una cara adornada con barba incipiente y, completando la oferta, un piercing, normalmente en la oreja. Un detalle.

Todo ello se refiere a la estética física pero ¿no es todo ello también un reflejo de la estética moral, de la estética del pensamiento que caracteriza a cada época? La democracia ha impuesto unas formas estético-mentales diferentes a las que habían vivido generaciones anteriores. Pero ¿son mejores o peores? Más supuesta libertad conlleva nuevas formas de vida pero ¿mejora la libertad de pensamiento? ¿No estamos más que nunca supeditados, esclavizados, a los nuevos cánones establecidos, a los nuevos dictados del tejemaneje de lo políticamente correcto? ¿No afecta una determinada política al libre albedrío? Personalmente creo que la juventud está hoy mucho más alineada que la de hace cuarenta años. Curiosidades de la democracia encorsetada que padecemos.