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Tener sexo acompañado es peligroso. Te puede pasar, amigo lector, que 'si no vas al tanto' te lleves una enfermedad venérea de regalo, que embaraces o te dejen embarazado, o algo peor, que te enamores. Pero bueno, considero que, a mis veinticinco, todavía no me he curtido en suficientes guerras como para ponerme a tener bebés y bebás (seguimos con la lucha contra la discriminación sexual). Además, considero que lo de procrear y echarle un cable a la especie humana en su lucha por evitar la extinción, como lo de ser guapo, conlleva una gran responsabilidad. 'Cuando papá pone su semillita en mamá' está invitando a este planeta a un nuevo inquilino, sin tener en cuenta si le apetece o no. La vida es maravillosa, pero en algunos momentos el comportamiento de ciertos hombres y mujeres me desespera y hace que me replantee si merece la pena aportar mi particular granito de arena.

Veo tontos y tontas, imbéciles e imbécilas, que hace mucho tiempo que dejaron de ser personas y que hacen lo que les da la gana sin respetar a los demás. Desde las guerras hasta la violencia de género, pasando por los cretinos que se divierten saltando desde un balcón a una piscina y que acaban con el cerebro y el cerebelo espachurrados y estropeándoles las vacaciones a más de uno. Alguien con un coeficiente intelectual tan bajo que es capaz de cometer semejante estupidez, o similares, no debería tener la opción ni el privilegio de transmitir sus genes a futuras generaciones. Vamos, que la cigüeña debería ser más selectiva, por el bien común. No se me enojen.

Estoy seguro de que educar a tu hijo/hija debe ser maravilloso. Ver cómo crece, su día a día, como no comete las mismas equivocaciones que tú te crea una sensación única y te enorgulleces de él/ella. Pero todavía es pronto para descubrirlo. Primero prefiero practicar con los retoños de los amigos para ver hasta qué punto estoy preparado. Además, ando meditando si pertenezco a esa clase de 'privilegiados' que deberían tener prohibido compartir su ADN con los demás porque no quiero ser el padre o la madre (imagina amigo lector que me da por cambiarme de sexo ahora que está tan de moda) del próximo Paquirrín o de la siguiente Belén Esteban. Sería un gran castigo para la especie y no me lo perdonaría.

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dgelabertpetrus@gmail.com