TW
0

Sabes, Rock, hay amores que nunca se olvidan. Yo he tenido la suerte de amar a mucha gente y a los lugares donde he trabajado a lo largo de mi carrera como maestro.

Fue en Iznatoraf donde inicié mi andadura como docente. Luego pasé unos meses en Jaén hasta que la mili me llevó a Mallorca. Ibiza, Menorca, Valldemossa y de nuevo Mahón, en San Juan, Toni Juan y Virgen del Carmen.

Cuando empecé no tenía ni idea, solamente conocimientos, así que tuve que aprender a enseñar.

Creo que mi despegue fue en Ibiza, en Dalt Vila con la compañía de María Muntaner y Vicente Tur, dos compañeros entrañables, que me aconsejaron desde su experiencia. Luego un año, repartido entre Sa Graduada, Algendar de s'Escola y Tramuntana.

De allí a Valldemossa, con tu padre, Rock, recién nacido –era el osito más lindo de la sierra mallorquina– para recalar en San Juan –que amenazaba derrumbe–, las prefabricadas situadas al lado del campo de la Unión, inauguración de Toni Juan y Virgen del Carmen…

Carmen, Carmela. Ese nombre me ha acompañado toda mi vida. Mi instituto era Virgen del Carmen, en tierras andaluzas, mi madre se llamaba Carmela y pasé casi toda la vida en Virgen del Carmen, hasta mi jubilación, cansado de escuela y de otras cosas.

Septiembre, Rock, es un mes que me trae muchos recuerdos. El inicio del curso escolar, los cumpleaños de Manel, Lina y Pep y el fallecimiento de mi madre. Fíjate, Rock que el mismo día (de otro año) que nacía tu abuela paterna, empezaba su último viaje tu bisa­buela.

Así que cuando llegan esas fechas noto un bajón de bilirrubina, aunque siempre lo supero gracias al apoyo de la gente que me aprecia.

Y en eso estoy, Rock. Tratando de recordar lo bueno de mi vida y de olvidar lo malo.

Podría contarte tantas cosas de mi bagaje escolar que harían falta mil cartas a Rock para desgranarlas (aunque aburriría al personal). Así que me voy a centrar en recordar a mis colegas de San Juan, especialmente a los Manolos (Aragón y Jaén), Fernando, Paco, Germán. Alberto (que luego se uniría a V.C.)… y algunos alumnos, que representan a todos los que en aquel quinto curso sufrieron mis manías; Aure, Eugenio, Llompart, Carlos Mir, Dopico, Millán Santi, Raúl (qué partidos en el Peñalet)… Ahora que la gente se queja de las prefabricadas, decirte que estuve un par de años en una de ellas con 54 alumnos que aprovecharon el tiempo y mis modestas enseñanzas. Tengo un recuerdo excelente de aquella aula que compartía con otro grupo (en sesión de tarde) del que luego sería mi colegio.

Por esas fechas conocería al nuevo delegado de Educación, Julián Hernández, al que le deseo suerte en su cometido (y presupuesto económico), con el que compartiría clases de repaso en Infanta 24…

Pero, sin duda, mi gran amor escolar es Virgen del Carmen: sus alumnos y alumnas, profesoras y profesoras, padres y madres, personal de limpieza y ese comedor escolar que se va al limbo. Luisa, Conchi, Toñi, Cati…

En fin, Rock, ahora que ya iniciaste la escuelita, espero que tengas un buen curso escolar y que algún día sientas como propios a los maestros y maestras que te enseñarán a caminar por esta vida.

Te quiero, Rock.