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El Ayuntamiento de Maó ha decidido iniciar el expediente para nombrar Hijo Ilustre de la ciudad a Miguel Petrus Marqués, el Padre Petrus, un hombre único, entrañable e irrepetible en opinión de quienes le conocieron, un auténtico precursor de las políticas de juventud –cuando estas ni siquiera recibían tal nombre– en la postguerra mahonesa. Perspicaz, de gran capacidad intelectual y energía y tenacidad envidiables, el Padre Petrus impregnó de música, pedagogía y deporte un sacerdocio que marcó a toda una generación de jóvenes, a quienes ofreció alternativas de ocio, como la que se concretó en la creación del Club Deportivo Alcázar, que atesora 67 años y ha sabido mantener vivo el espíritu de su principal valedor. La iniciativa llega cuando todavía duele a muchos que el nuevo pabellón de la entidad acabara llamándose Sínia Costabella, en un momento en el que no son pocos los que se esfuerzan en menospreciar a la gente de Iglesia. Y si lo primero puede quedar en la mera anécdota, el hecho de impulsar este reconocimiento es un acto de justicia y un estímulo para todos aquellos que, en nombre de sus más profundas creencias, intentan, como hizo el Padre Petrus, ser sensibles con la realidad de su entorno y cambiarlo a mejor.