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Te decía, Rock, que "Virgen del Carmen" era mi gran amor escolar. Por tiempo, dedicación y compromiso a lo largo de los años. Desde utillero a presidente del club, desde mozo de escuadra a director, desde locutor a animador en los viajes –históricos– de octavo curso de EGB (quién no se acuerda del kiki)…

Seguramente si hoy entrara en el centro mi corazón daría un vuelco. Ya casi no conocería a nadie, o casi nadie. 18 profes nuevos este curso escolar. Eso sí, hablaría con Pilar Aínsa, la nueva directora (a la que yo le dije hace años que ocuparía ese puesto), o con Cristina Gómez, mi fiel alumna y actualmente Jefa de Estudios, con las chicas de oro, mis queridas Ana, Sofi, Gemma y Magda, con las hermanas Pons Sales y la orientadora, con María Jesús y alguien más, que ya no estoy al tanto de los cambios.

Pero, cerraría los ojos, iría a la cocina a dar un beso a Luisa y Concha, un abrazo a Toñi y escucharía contar el récord de albóndigas de Félix Olives Tudurí (63 se zampó de una tacada)…

Me acuerdo, Rock, cuando en septiembre del 1.978, tras un año conflictivo por la huelga del profesorado aterricé en "Virgen del Carmen". Tu papá, empezaba EGB y yo hasta tenía pelo, barba y bigote. Por aquellos tiempos organizaba, con alguna oposición, Marisa Riudavets (que posteriormente se marcharía a "Toni Juan") y alegraban las aulas Trini, Puri, Lina, Rafa, Bep Carreras y las que luego serían las auténticas chicas de oro; léase Isabel B. Isabel M. Nati, Pepi, Maruja…

¡Qué tiempos del cuplé! Sabes, Rock, estaría feo que hiciera el TOP 10 de alumnos o de colegas; pero no puedo olvidarme de Purita y Alberto, que ponían criterio y organización en mis diez años de director, de Trini que me enseñó los secretos del comedor; de Pepi, mi lela del alma; de Josefina eficaz colaboradora en la tarea de del día a día; de Rafa a la que le compré el traje de novia en un frío Burgos; de Lluc del que yo pensaba que iba a ser el nuevo don Manolo y que se nos fue, casi afónico, a Alayor; de Pilar Florit, fallecida en plena juventud; de Olatz, enérgica y vital en el trabajo; de Teresa Sanvicente, de Nuria y su eterna sonrisa; de… tantos colegas que contribuyeron a mejorar un centro que dispone de unas excelentes instalaciones a pesar de la actual masificación.

Y mis queridos alumnos y alumnas. Si me pongo a citar alguno, otros se enfadarán, pero no puedo dejar de recordar a la promoción de Ramón Ulldemolins y Jordi Ramos; a la de Marta, Juana, María, Mari Gracia, a la de Karla y Olivia, auténticas figuras de la creación; a la de Reema y Alex; a la de Pep y Elisa, a la de… cientos de alumnos que me quieren (salvo alguna excepción, ¿verdad Victoria?). Y que ocupan una parte importante en mi vida.

Y esos recuerdos que se acrecientan cada mes de septiembre me permiten recordar esos amores que no se olvida y que siempre me acompañarán allá donde esté.
En fin, Rock, podría seguir escribiendo del club polideportivo, de radio Liliput, de los viajes de fin de escolaridad, de los intercambios, de las colonias, de las cenas de los novatos, de la asociación de padres, de la escuela del deporte menor con las figuras de Peña, Bernat y el Moro, de…

Pero ya está bien, solamente recordar a María Botella y a Isabel Manzano y con ellas y por ellas a todos los alumnos de mi historia profesional.
Te quiero, Rock