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En el pleno celebrado el 2 de junio de 1926, se aprobó el proyecto para las obras de construcción del nuevo mercado de pescados, gasto que se presupuestó en 49.253,35 pesetas.

La subasta pública aprobada para la ejecución de un mercado de pescado sobre los muros de contención recién construidos en la plaza de España, permaneció expuesta al público en la secretaría del Ayuntamiento, todos los días laborables de diez a doce por espacio de ocho días a contar desde el siguiente al de la inserción del presente anuncio en el Boletín Oficial de la provincia.

El contratista José Bernat Camps, llevó a cabo las obras de cimentación y el muro, que por cierto la cosa va acabar en trons i llamps, debiendo de intervenir la Justicia. Siendo don Francisco Ferrer Ballester el que ganó la subasta con su presupuesto de 48.921 pesetas. Llamándome la atención que seis días después, se hacía público que dicho trabajo se traspasaba a favor de don Sebastián Lladó Salleras, tal como sucedió siendo él el encargado de llevar a cabo las ansiadas obras.

El 16 de julio de 1926, en uno de los ángulos de la explanación de la plaza España donde se debía emplazar el mercado se colocó una cabria cubierta de mirto y ramaje de la que pendía la piedra que debía ser colocada, cerca del lugar un altar improvisado y una mesa donde se firmaron las actas. Quince minutos antes llegaron formados los Exploradores con sus bandas de cornetas y tambores y sus secciones de ciclistas y poco antes de las siete salió el Ayuntamiento precedido de sus maceros, bajo la presidencia del alcalde don Antonio Victory Taltavull, el delegado del gobierno, bajando por las calles Nueva y Arravaleta dirigiéndose a la plaza España, donde esperaban las autoridades, el canónigo señor Dalmedo, en representación del señor obispo, general gobernador, comandante de marina, representaciones civiles y militares, presidentes de distintas entidades, el arquitecto señor Femenías, señor Abadía, inspector jefe de mataderos y mercados, el contratista señor Lladó, e infinidad de personajes de la vida de nuestra ciudad.

A las siete en punto el canónigo bendijo la primera piedra y el señor alcalde y otras autoridades firmaron el acta escrita en un pergamino que fue colocado junto con algunas monedas de plata y cobre en una botella que se dejo en un hueco de la piedra. No faltaron la guardia municipal y cuerpo de serenos y la bandera del gremio de pescadores.

Acto seguido el señor alcalde tiró de la cadena que sostenía dicha piedra quedando en el lugar correspondiente, prorrumpiendo la multitud con grandes aplausos. Seguidamente se dirigió al extremo opuesto tirando de una cuerda, derribando la primera piedra de una casa de las que debían desaparecer para ampliación y embellecimiento de la plaza con miras a las avenidas que debían construirse para la futura vía de enlace con la ciudad. Hubo discursos al uso, aplausos y vítores.

La banda municipal tocó algunos números hasta primera hora de la noche en que permaneció considerable concurrencia, bailando familias enteras al son de preciosas melodías.

El constructor al cual van dirigidas las presente "xerradetes", que como ya dije con anterioridad, marcó un antes y un después en el mundo de la construcción, elegido en infinidad de ocasiones por los responsables de Obras Públicas, confiando en el maestro mallorquín. Trabajó y dio trabajo a cien empleados en diferentes categorías, un loable récord en unos momentos de auténtica penuria, que según la prensa del momento ya hablaba de crisis. Doce meses de la puesta a punto a lo que sería la revolución de un mercado dedicado al mundo de la pesca, trabajando sábados y domingos, su entrega fue puntual tal como había firmado Lladó, inaugurándose el 16 de julio de 1927, al cumplirse 365 días de la bendición de la primera piedra.

Durante el transcurso de aquel tiempo Sebastián Lladó tuvo la alegría junto a su esposa y familia al acudir a la apertura de curso del Instituto de Segunda Enseñanza en que su hija María Lladó Pons recibió de manos del general gobernador señor Gómez García, dos diplomas con matrícula de honor. De los 23 alumnos beneficiados, se encontraban María Luísa Serra Belabre y Almandina Bagur Taltavull.

La entrega y la apertura de la nueva pescadería de Mahón, significó un gran acontecimiento, efectuándose la bendición, entrega y apertura al público a las doce del mediodía, todo muy bien puesto, a un y otro lado de las puertas de entrada, ramajes y flores por doquier. Multitud de banderitas dando color al lugar. A la derecha un improvisado altar con la imagen de San Pedro patrón de los pescadores, pudiéndose observar preciosas colgaduras en todos los edificios de aquellos alrededores, con multitud de mahoneses y muchos menorquines llegados ex profeso.

La puerta de entrada permanecía cerrada esperando al concejal inspector de plazas y mercados, suplente, en ausencia de don Pablo del Amo, que debió ser don Diego Botella. El arquitecto municipal de tan magna obra, don Francisco Femenías Fábregas, autor del celebrado proyecto del mercado pescadería. El contratista de la obras que muy fielmente cumplió su cometido, don Sebastián Lladó Salleras y el inspector técnico de la venta de pescados, don Cirilo Abadía.

Terminada la misa mayor en la iglesia del Carmen se personaron en el lugar de la ceremonia el clero parroquial con cruz alzada, presidido por el canónigo don Miguel Dalmedo, el gobernador civil, alcalde con dos de los concejales, comandante general del Arsenal de Cartagena, general gobernador militar, delegado del Gobierno, comandante de Marina, jefe de la Base Naval, juez de Instrucción, jefes y oficiales del Ejército y de la Armada, etc.

El contratista de la obra, don Sebastián Lladó, presentó al señor Alcalde en una bandeja de plata las llaves de la nueva pescadería atadas con cintas de los colores nacionales, abrió la puerta dicha autoridad se izó en el edificio la bandera española, penetrando las comisiones en el interior, se bendijo el local y se dispararon unas salvas de morteretes.

Acto seguido se abrió al público la pescadería y las personalidades oficiales pasaron a la Casa Consistorial donde fueron obsequiados con un champán de honor, hubo discursos…

A las diez de la mañana del día siguiente, los pescadores de ambos sexos, fueron obsequiados con coca y chocolate cuit, no faltaron dulces y otras golosinas.

Añadir que fueron muy alabados los puestos de venta con sus mesas de mármol y adecuadas balanzas.

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margarita.caules@gmail.com