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El acto institucional de la conmemoración de los 250 años de la fundación de Sant Lluís, celebrado el pasado sábado, puso de manifiesto la voluntad del pueblo de conservar la memoria de su origen francés, hecho que le distingue del resto de la Isla. En este sentido, el alcalde Cristóbal Coll ha expresado la idoneidad de establecer lazos de hermanamiento con Francia con la finalidad de conocer a los descendientes de aquellas personas que en 1761 impulsaron el núcleo urbano. La celebración de esta efeméride, que se ha desarrollado mediante un amplio programa de actividades que se inició en abril y que concluirá en noviembre, debería, en efecto, ir más allá de un recuerdo histórico y aprovechar también el reclamo que puede suponer como promoción exterior del municipio en el mercado galo, tal y como se incide en el legado inglés y a pesar de que la presencia de los franceses fuera menor. Iniciativas como la reforma del cementerio situado en la ribera norte del puerto de Maó, llevada a cabo por la Fundación Hospital Isla del Rey, o eventos culturales como la exposición de Pal Sarkozy y Werner Hornung pueden a contribuir a que esta relación forjada en el pasado tenga una proyección en el futuro.