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Confieso que la actuación de los candidatos me tiene desconcertado. ¿Cómo es posible que olviden con tanta facilidad no solo lo acontecido en el pasado más o menos remoto, sino también en el mismísimo ayer? ¿Produce en ellos de manera inexorable la inminencia de una cita electoral un síndrome amnésico selectivo?

Bien es cierto que las verdades a medias y las mentiras mondas y lirondas no son patrimonio exclusivo de las campañas electorales, pero sí creo identificar en esta fase un especial descuido o dejadez a la hora de camuflar el andamiaje de sofismas y demás figuras demagógico-ilusionistas (que no ilusionantes) con que adornan sus discursos. Me pregunto por la razón de un proceder tan chapucero. Después de colocarnos unos buenos pares de banderillas, utilizan la muleta con los electores como los toreros lo hacen con las reses, en la confianza de que no notaremos el engaño. (Por cierto, si las banderillas ya mosquean, veremos cómo quedamos después de someternos a la suerte de varas, por no mencionar el estoque).

Solo se me ocurre una hipótesis plausible que explique un comportamiento tan descarado: probablemente los candidatos crean a pies juntillas que somos idiotas. Si así fuera, ¿suponen los candidatos que nacimos ya imbéciles, o imaginan que hemos llegado a ese estado gracias a sus atenciones? Sintiéndome incapaz de resolver tan peliagudo enigma he pedido ayuda a dos amigos, que presumiblemente no sufren el estigma de la idiotez, y que además tienen tiempo para atender mi demanda ya que, entre otras virtudes, cuentan con la de haber conseguido por sus propios medios y a edades bastante tempranas acceder al vergel conocido como el "dolce far niente", jardín maravilloso donde huele siempre a pan recién horneado y el tiempo fluye sin sobresaltos. Permítanme que les presente: Paco ha utilizado su estado de libertad permanente de la manera más peregrina de que ha sido capaz usando todos sus recursos (que no son pocos). Así, se ha doctorado en tugurios, ha acompañado en toda clase de juergas a amigotes de diversa calaña, ha recorrido países probando cervezas y poniendo a prueba intuiciones, huyendo siempre del cartón piedra e intentando comprender en definitiva la vida. Paralelamente, su inquieta mente ha husmeado con pasión en las letras (me ha iniciado en la lectura de Celine, gesto que le agradeceré siempre) y profundizado en las ciencias (es mi iluminador de cabecera en materia de física cuántica y evolución de las especies), escrito ensayos y practicado investigaciones de lo más variopintas (intentó descubrir, no sé si con éxito el secreto mecanismo que arrastra indefectiblemente las pelusas hasta el ombligo). En fin, un tipo interesante. Cristóbal ha accedido al mundo etéreo del fluir libre un poco de rebote, después de haber estado entregado en cuerpo y alma al éxito en sus distintas facetas y después de acometer con pasión diversas empresas a cual más exigente. Conoce pues el mundo atado y bien atado de la jerarquía, de la competencia, del beneficio y, una vez conocido, ha seccionado la amarra que a él le unía con un certero corte de mangas y ha dejado que el globo sea mecido por el viento.

Una vez acreditada la validez intelectual y moral de mis corresponsales, reproduzco sus respuestas a mi demanda de ayuda formulada en su día como pregunta: El idiota ¿nace, o se hace?

Paco.-"Que la imbecilidad es un rasgo hereditario es algo sobradamente acreditado en la Historia sin que tengamos que salir de casa para hallar magníficos ejemplos de linajes que, generación tras generación, han sabido conservarla con toda su pureza, lo que sugeriría la existencia de un gen dominante ligado a ella. Sin embargo, como ya advirtiera Max Nordau, la civilización moderna es capaz de producirla por arrobas y eso que cuando publicó su ensayo "Degeneración" la televisión y el rock and roll eran perfectos desconocidos".

Cristóbal.- "Creo que la puericia tiene que ver con la evolución del ser humano. Antaño todos eran imbéciles, en el sentido técnico del término; por eso creo que el idiota nace..., aunque también se hace. Pero ¡ojo!, no se hace uno a sí mismo idiota ¿o sí?, sino que es muy frecuente que los progenitores, educadores, dirigentes sociales, ídolos de la cultura y demás referentes humanos de nuestros tiempos nos traten como si fuésemos idiotas de nacimiento y muchos receptores, indefensos, confiados o sin ganas de ser, porque prefieren tener, caen en la idiocia que oportunistamente se les propone, generalizando así el cretinismo que invade las sociedades que han alcanzado el estado del "bienestar", mucho más afectadas por este fenómeno que las "menos" desarrolladas, en donde el instinto de supervivencia en un entorno más carenciado, reduce la idiotez a la que trae causa del nacimiento. Lo que me lleva a concluir que la evolución no está siendo bien asimilada por la mayor parte de la especie humana que se conforma con la propuesta de ser bobo, antes que ser lo que cada uno realmente desea ser. Unos, los que lo tienen casi todo, no son capaces de llevar la vida que desean y otros, que no tienen casi nada, tampoco pueden tener la vida que desean..., pero ¡la sueñan!, lo que les salva de caer en esa frustración que aprovechan los líderes sociales para fabricar ingentes cantidades de idiotas que garantizan el mantenimiento de sus intereses".

Pues eso, que yo sigo sin verlo claro y los candidatos seguirán a lo suyo. ¡Que la larga, tediosa, y tramposa campaña que nos espera pase por nuestra inteligencia como los neutrinos pasan por el cosmos, sin mancillarla!