Astorga:Catedral y palacio - JLTP

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22/10 Astorga-Rabanal del Real Camino. 22 km

Astorga, cuna de la maragatería, comarca de mis orígenes paternos y de mi apellido. Hermosa catedral gótica con portada plateresca. También el palacio construido por Gaudí ¿qué hacía el arquitecto catalán por estas tierras? ¿Tuvo algún mal sueño? El castillo es una mezcla entre Disneylandia y Exin-Castillos. Menos mal que luego está la Sagrada Familia, la Pedrera y el parque Güell.

De Astorga nos fuimos, como siempre, sin probar el cocido maragato, siguiendo mi tradición de "menjamiques", que no prueba la carne. Eso si me inflé a chocolate, los famosos chocolates de Astorga, donde hay, una vez más como en otros sitios de Castilla y León, una pastelería que se llama "La Mallorquina".

Saliendo de Astorga iniciamos la subida a las montañas de León, una cordillera vieja que cruzando la región de norte a sur, la divide en dos: la Maragatería y el Bierzo. Antes nos desviamos unos kilómetros a Castrillo de Polvazares, a buscar la cinta de doña Leonor de Tovar. Castrillo es un precioso pueblo maragato, restaurado entero todo él.

Llegamos a el Ganso, (que no es un aburrido gracioso de provincias, sino un pueblo) allí se encuentra el bar más pintoresco del Camino, se llama "bar Cowboy" y es como un saloon del Oeste. Solo le falta el letrero de "prohibido disparar al pianista".
Subiendo que te sube, llegamos a Rabanal del Real Camino y su albergue de el Pilar, uno de los más conocidos y acogedores del Camino (me niego a utilizar "emblemático" esa horrible palabra).

Ya somos muchos menos en el Camino, en León se ha "bajado" mucha gente. Mejor. Sobre todo para los que necesitamos un baño de soledad, en el Camino como en otras partes viene también mucho bocazas. Huyo de ellos como de la peste.

En Rabanal a las siete y en su iglesia románica, los frailes benedictinos del cercano monasterio de monte Irago, cantan vísperas y completas en Gregoriano. Es una delicia escuchar esa especie de sonido del silencio. Lo cortés no quita lo valiente y a cada uno lo suyo. Buscando el silencio he venido también al Camino, y su sonido me templa el alma.

23/10 Rabanal-Molinaseca. 24 km

Y seguimos subiendo las montañas de León. Todavía es de noche, Júpiter se está poniendo por el Oeste y por el Este comienzan a surgir los primero albores del día. Al fondo pueden verse los destellos de señalización de los parques eólicos. Ha comenzado a helar por estos pagos. El tiempo está cambiando. Sobre el cielo brilla Betelheuse, la gigante roja de Orión, cuyo tamaño es 100 veces superior a nuestro sol, y un poco a su izquierda Sirio, la Shotis de los egipcios, cuyo ciclo helíaco les servía para fijar su calendario.

Llegamos a Foncebadón y luego a la cumbre del monte Irago, estamos a punto de atravesar el puerto que nos conducirá a el Bierzo. Cerca, una base militar con muchas antenas, debe ser uno de los centros repetidores de la Red Territorial de Mando. En el Monte Irago está la "Cruz de Ferro" donde los peregrinos dejan sus recuerdos en forma de pequeñas piedras. Aquí reposa una mía, debajo de las otras miles. Es diferente: es una pizarra de Menorca, además de otras cosas.

Llegamos a Manjarín, un pueblo abandonado en medio de la sierra, con las cruces caídas de su solitario cementerio (un andaluz amigo mío llama al cementerio "el patio de los callaos"). Hoy hace frío en Manjarín pero no me ha caído una nevada como en marzo, que me hizo abandonar el Camino (que desapareció con la nieve) y tomar la carretera cercana por seguridad. En Manjarín otro elemento peculiar del Camino: la autodenominada "Encomienda Templaria de Manjarín" que es algo así como una comuna hippie que ha "ocupado" una de las casas abandonadas del pueblo y ha montado una especie de negocio de souvenirs del Camino a cambio de "la voluntad". Me paré a charlar con el chamán-en-jefe, que ya conocía de marzo cuando la nevada, en que me ofreció hospitalidad, café y asiento a la lumbre. Otro de los tipos interesantes del Camino. También había el inevitable argentino, de esos que siempre te dicen que "tienen un proshecto".

Pasado Manjarín divisas al pie de la montaña la comarca del Bierzo en todo su esplendor. Desde aquí arriba parece el Springfield de los Simpson, con su central (en este caso térmica) y todo. En el horizonte, todas las localidades del Bierzo por las que pasa el Camino, una tras otra al pie del monte: El Acebo, Molinaseca, Ponferrada y Villafranca. A su izquierda como siempre un mar de nieblas bajas.

El Bierzo es una depresión, quiero decir que está a una altura por debajo del nivel de mar. Posee un microclima en el que las temperaturas se suavizan respecto al resto. Sus habitantes, los bercianos, muchos de ellos al menos, dicen que no se sienten leoneses. Son eso: bercianos, y por poco que uno pase por aquí se nota, incluso en el físico, son una etnia aparte.

Allí está otra vez el árbol del columpio, un columpio en medio de la nada, ¿Quién lo pondría allí? De momento sigue balanceándose al viento.