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No quería decirlo porque no soy la primera ni seré la última, me temo. Pero como alegaba mi querida Carmen Marcén para defender que se hablase mucho del Comercio Justo, también una marca de refresco lleva un siglo repitiendo lo mismo y no pasa nada malo, todo lo contrario, nos bebemos uno y nos sentimos la mar de felices. Ya está bien de sacar los trapos sucios. El ultimo episodio (hasta ahora) lo está protagonizando el Ayuntamiento de Alaior con sus datos de la auditoría interna, contestados pacientemente por la oposición, que hasta hace bien poco ostentaba la vara de mando. Creo que el ciudadano de a pie ya se ha enterado de que la Administración no tiene dinero, escasea la liquidez y se multiplica la deuda. Que la culpa ha sido de la mala gestión de quienes manejaban antes el cotarro, aunque parecen querer olvidar nuestros queridos políticos, que antes no es en los últimos cuatro años, que lo de gestionar la cosa pública mal venía en el "pack", como tantas otras cosas que se asumían por ser la democracia el mejor de los sistemas y la picaresca una cualidad consustancial por estos lares. En serio, yo me he enterado y creo que no soy la única. Repetir que no hay dinero y que la culpa es de los otros no es como beber un refresco, es como beberse diez de golpe. Señor/a presidente, conseller/a o alcalde/esa, ¿usted se bebería diez refrescos de golpe? Pues no obligue al administrado a hacerlo y póngase a trabajar.