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Un amigo chileno me comentaba recientemente que, allá en 1973, una gran mayoría de chilenos no reprobaba a priori una intervención medida del ejército para parar la deriva revolucionaria y comunista del Gobierno de Allende. Las condiciones económicas del país se habían degradado de tal forma que habían desembocado en una situación de auténtica pobreza para una mayoría de chilenos. Casi todas las protestas (aquellas famosas "caceroladas") se produjeron en las zonas donde vivían las clases sociales menos pudientes. Mucha gente sencillamente no podía comer. Las nacionalizaciones habían dado pie a un caos económico que derivó en una pobreza generalizada. Chile estaba arruinado. La huelga de la minería fue el golpe definitivo para que los militares se decidiesen a intervenir.

Pero lo que se había planeado supuestamente como un golpe con vocación de ser "limitado" en sus efectos se complicó ante la resistencia del Gobierno Allende a abandonar el poder. El ataque a La Moneda, decidido por el sector más duro del ejército, fue el punto de no retorno. Lo que debía de haber significado una rápida vuelta al liberalismo económico (con la reforma de la Constitución y la convocatoria de unas futuras elecciones democráticas cuando se hubiese estabilizado la economía del país) se complicó de tal manera que fue sustituido por una feroz dictadura militar que duró demasiado tiempo y fue demasiado cruel. Las revoluciones son siempre impredecibles.

La economía es siempre la base del mantenimiento de un status político determinado. La pobreza induce a la revolución. Paradójicamente algunas dictaduras se sustentan en la austeridad. Muchas no resultan caras en términos económicos (aunque sí lo son naturalmente en términos políticos por la falta de libertades). El ejemplo de España puede ser ilustrativo. Algunos historiadores piensan que una de las causas principales de que la dictadura franquista durase tanto tiempo fue porque no resultaba cara para el pueblo.

El franquismo se basó en la obsesión por mejorar la vida (económica) del día a día de los ciudadanos. La implantación de la Seguridad Social y el Plan de Estabilización de Ullastres (y los sucesivos Planes de Desarrollo de López Rodó, etc) fue la mejor propaganda para el régimen. Para muchos el "franquismo no cometió errores económicos sustanciales, salvo quizás una legislación laboral excesivamente paternalista y rígida (que paradójicamente todavía dura). Para ser una dictadura el andamiaje estatal era más bien pequeño y manifiestamente sostenible. Incluso las plantillas militares y policiales no eran demasiado nutridas. El régimen franquista, a pesar de su dilatada existencia, no generó una clase política. Su éxito fue generar una dictadura barata."

Pensemos ahora en el coste de la democracia actual. Además de ser de baja calidad (y con concentración de poder similar al franquismo) e injusta por des-igualitaria, muchos creen que esta democracia resulta demasiado cara. Existe una maraña de administraciones cuyo mantenimiento significa un enorme gasto. Además, si antes los políticos no eran profesionales (no cobraban), ahora se ha creado una red parasitaria que corrompe el sentido de la democracia. De hecho sufrimos la dictadura de la casta política. Padecemos unos políticos "chupópteros" que se han auto injertado en el sistema y lo ha transformado en una profesión, en su forma de vida. Con inexistente democracia interna, los partidos son grupos de presión que sólo buscan el beneficio de sus dirigentes. Son una nueva nomenclatura. Un engaño masivo. Mientras se van alternando, unos y otros sólo medran en su propio beneficio. ¿Hasta cuándo soportará la ciudadanía el actual estatus? ¿Es el 15-M la respuesta? ¿Por qué la democracia debe de resultar tan cara? ¿Servir a esa democracia debe de transformarse en una forma de vida para algunos, en una profesión? Esa sensación de lastre insoportable junto a los millones de parados puede crear una situación insostenible que a algunos (¿muchos?) puede incluso hacer añorar al franquismo. Cuidado con la economía. Es la piedra que aguanta o destruye cualquier sistema político.

Nota 1: Margarita Caules, es una enamorada de su ciudad Mahó - Mahón. Es la conciencia y la referencia para muchos mahoneses. ¿Para cuándo un reconocimiento a su extraordinaria labor que dura ya más de treinta años?

Nota 2: Información general: Bernat Joan es un dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya en Baleares (Ibiza). Emili Pons tildó de "berrugues" a los miembros de ICM y a todos los que asistieron a la exitosa manifestación en defensa de la libertad de lengua celebrada en Mahón hace tres años. Escrito está. ¿Son eso credenciales recomendables?