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En Mahón se ha constituido un club gastronómico-político (o a la inversa) que se reúne a manteles periódicamente para debatir temas de la actualidad político social de la ciudad / isla. El pasado jueves día 24 reunió a sus miembros (más de dos docenas) en el Casino Mahonés donde, al tiempo que degustaban un tradicional cocido madrileño, trataron temas de la actualidad municipal mahonesa. Procedentes de distintos estratos de la vida civil de la ciudad, en esta ocasión los asistentes debatieron (aunque no exclusivamente) sobre la problemática del Puerto de Mahón. Como invitado especial asistió Salvador Botella, teniente de Alcalde de Servicios Generales del Ayuntamiento quien no dudó en responder de forma muy ponderada, amable y concreta a todos los temas, incluso los más espinosos, que le fueron propuestos.

A pesar del hartazgo generalizado que muchos ciudadanos sienten por la política, el interés por ella no decae en muchos sectores. Es lógico dado que sólo ella, esa política, es la que rige y regula nuestra vida diaria. Es importante que la sociedad civil esté en contacto permanente con los políticos que deciden sobre nuestro día a día para que se forme y consolide una cadena de transmisión con mutua información constante que evite el aislamiento que muchas veces produce estar "Dalt la Sala". Este frecuente intercambio de opiniones entre gobernantes y gobernados evitará que se formen compartimientos estancos que puedan alejar a aquellos de la realidad cotidiana del ciudadano.

Durante estos pasados años habíamos visto como en Mahón se había llegado a la cima de esta separación entre la clase política y el ciudadano. Y no escuchar al ciudadano se paga. Algunos de quienes, sin interrupciones, han dirigido la ciudad durante los pasados veintiocho años (casi tres décadas) se llegaron a creer que Mahón era suyo. Que les pertenecía. Desde creer estar en posesión del cargo casi por derecho natural se llega a consolidar esa separación entre políticos y ciudadanos. El divorcio social en el caso del topónimo es evidente.

Efectivamente, tantos años "Dalt la Sala" crean hábitos (o vicios), surgen creencias inciertas, se asientan costumbres, formas, etc. que llegan a convertir lo que en democracia debe de ser siempre eventual y momentáneo (por su propia naturaleza), en sensación de que "aquello es para siempre". Pues no lo es. Afortunadamente no lo es.

La democracia significa alternancia de poder para evitar, precisamente, que se enquisten formas de hacer las cosas que al no ser eternas deben de seguir los hábitos de lo provisional. Cuando un político empieza a creerse imprescindible comienza a crearse un problema. Nadie lo es. Ni tan sólo quien ha venido ganando varias elecciones seguidas porque algún día llegará el fin de su utilidad para el pueblo. Algún día será un producto amortizado y ya formará parte del pasado.

Aboguemos pues por el constante diálogo entre administrador y administrado para construir una democracia donde el poder del pueblo esté también basado en la relación constante entre poder y ciudadanía.

Nota 1: El pasado viernes se reunieron unas treinta personas en el Casino de Sant Climent para escuchar a Miquel Garau Rosselló de la llamada Academia de Estudios Históricos de Baleares y de la Academia de la Lengua Balear. Autor de varios libros, todos ellos prácticamente agotados en sus varias ediciones, disertó sobre la supuesta repoblación (siglo XIII) de Baleares por catalanes ("¿Verdad histórica o falsedad interesada?"). Con argumentos muy convincentes por documentados, desgranó y desmontó todos los tópicos que se dan por irrebatibles aportando otra versión diferente de una trayectoria histórica que algunos pretenden intocable.

Nota 2: La revista "Rolling Stone" ha nombrado a los mejores guitarristas de rock de la historia. En primer lugar figura Jimi Hendrix al que siguen Eric Clapton y Jimmy Page. En cuarto lugar está el inmenso Keith Richards seguido de Jeff Beck. De los cinco hay pues cuatro británicos (y un asimilado, Hendrix, ya que empezó su carrera en Inglaterra). Todos ellos están ya hoy cercanos a los setenta años (también lo estaría Hendrix de estar vivo). En casi cincuenta años nadie ha podido superar aún su legado musical que ha definido y marcado a varias generaciones. Es curioso comprobar como siendo el rock de ascendencia americana, casi todos sus máximos representantes son británicos. ¡God save the Queen!.