Puerto de Fornells 1933. Antonio Caules Taltavull paseando sus hijas Magdalena y Nini, con su barca Burdó.

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Al enviudar Miguel Caules Bagur, fundador de aquella casa de comidas, como se conocían lo que a través del tiempo pasarían a ser restaurantes, es fácil imaginar el embrollo familiar, tras la muerte de Esperanza Fuxá, "na Burdona".

El pasado sábado, publiqué un listado de famosos, que degustaron la caldereta, olvidándome de los hermanos Rusiñol, en el lejano 1909. Ambos llegaron de Palma de Mallorca donde permanecieron una larga temporada, tras reponerse de su maltrecha salud. Se trataba de Alberto Rusiñol, diputado a cortes por Barcelona, presidente de la Liga Catalanista, y autor dramaturgo y su afamado hermano, Santiago, reconocido pintor. Hubo muchos mas que ya iré citando.

Al fallecer na Burdona y no haber tenido hijos, Burdó se vio arropado por los sobrinos de la recién fallecida, intentando apoyar a su tío manllevat; al igual que sus sobrinos sanguíneos. Según siempre escuché de mis mayores, Miguel Caules, tras ver los problemas que ello generaba entre las dos familias, tomo cartas en el asunto, decantándose por su sobrino carnal, en Toni Caules Taltavull. Al que todos conocimos como Toni Burdó, continuador de la línea de su tío, pudiéndose considerar el fundador turístico del pueblo de Fornells.

Miguel Caules, en Burdó, no vio un futuro en el negocio en manos de Esperanza y Pedro, nebots de sa dona, entregándoles 3.000 pesetas, cuando con 500 se podía comprar una casa.

Para Toni " Burdó" y Nina Caules de can Pic, no fue fácil dar continuidad al negocio establecido en 1872, el matrimonio debió luchar y trabajar mucho para salir adelante. Si bien en un principio, Nina hacía las veces de ayudante, poco a poco se convirtió en la cocinera. Toni se encargaba de comprar las langostas, cuidando de los 5 viveros de que disponía. A la hora de condimentarlas, él las iba cortando, mientras Nina preparaba la caldera. Aquel hotel de ambiente familiar, molt casolà, carecía de camareros, era Toni Burdó el encargado de servir a sus clientes. Los restaurantes de antaño no generaban las ganancias de estos últimos años, permitiendo trabajar cinco meses sa temporada, cerrando durante todo el invierno.

Con anterioridad, el verano de 1923 Miguel Caules Bagur solicitó a la autoridad construir a orillas del mar una terraza cubierta frente a la casa de su propiedad del puerto de Fornells, siéndole concedido. Aclarar que la distancia de la misma a la orilla tan solo era de unos pocos metros, a diferencia de la actualidad, en que se ha ido perdiendo lamina del mar.

Miguel Caules Bagur, el primer Burdó, de profesión pescador. Al estar adscrito con este oficio fue cofundador, del Pósito de Pescadores, que tantas dificultades, tuvo que solventar. La escasez de habitantes, el subsistir con los mismos medios, generó envidias que lamentablemente aún hoy se encuentran presentes. Esta ha sido una de las peculiaridades del lugar.

Listado de los que unieron sus ideales para llevar a cabo el Pósito de Pescadores.

Miguel Caules Bagur
Juan Garriga Pascual
Bartolomé Orbi Meliá
Esteban Taltavull Begovich
Juan Sanz Riera
Miguel Riera Caules
Alejo Riera Caules
Juan Riera Caules
Jaime Garriga Caules
Jaime Llull Fuxá
José Pascual Piris
Martín Sanz Gornés
Francisco Riera Taltavull
Pedro Llull Martí
Jaime Sanz Sintes
Pablo Columbrans
Gabriel Sanz Roselló
Jaime Sanz Fuxá
Antonio Roselló Garriga
Juan Sanz Monserrat
Miguel Sanz Gornés
Jaime Sanz Taltavull
Juan Riera Taltavull
Gabriel Sanz Fuxá
Juan Triay Gornés
Gabriel Sanz Sintes
Juan Sanz Taltavull
Sebastián Garriga Sbert
Diego Sanz Montserrat
Antonio Sanz Fuxá
Miguel Sanz Gelabert
Julián Sanz Sanz
Antonio Fuxá Petrus
Tomas Sintes Riera
Antonio Sanz Roselló
José Rodríguez
José Garriga

El 22 de mayo de 1923 recibieron procedente de Barcelona un auto camión marca Federal de 10 toneladas, para el Pósito de su pueblo, lo que proporcionó una importante ganancia para aquel grupo de hombres emprendedores. Todas las mañanas a primera hora llegaban en la pescadería de Mahón con el pescado recién capturado. Al mismo tiempo disponía de algunos asientos para pasajeros.

Gracias aquel vehículo aumentaron los beneficios para muchos, facilitando el transporte de las langostas que se mandaban a Barcelona. En 1900 se pagaba a 1,25 sa terça. Paso a 2,50 y en 1922 se revalorizó tanto y la competencia entre los vecinos fue tal que su precio llegó a 5.

Burdó disponía de unas enormes cajas de madera fabricadas para ser usadas como viveros, donde disponía de las langostas vivas, allò era un penar, según me fue comentando Niní, siempre al tanto de que no se fueran muriendo, algo que con frecuencia solía suceder, de salir un fuerte temporal o bien con el calor del verano.

El año de 1929 fue crucial para la familia Caules Caules. Recibieron una gran afluencia de clientes con motivo de la celebración de las fiestas en honor a la Virgen del Carmen, se celebraron por todo lo alto, recibieron la visita del torpedero número 6 y los submarinos, Isaac Peral y el A 3, al mando de sus respectivos comandantes y a las órdenes del jefe de la escuadrilla don Trinidad Matre García, de la Estación Naval de Mahón.

Pernoctando en aquel puerto, regresando a las diez y quince minutos de la mañana, siendo despedidos por los fornelles, principalmente las jovencitas que la noche anterior, bailaron con los mandos y marinería en la terraza de casa Burdó. Nuestros mayoresrecordaron, durante mucho tiempo, lo animados que resultaban los bailes del lugar, acompañados de una orquestina. La terraza de can Burdó, quedaba cerrada por verdes macetas plantadas de geranios, instalándose las mesas y sillas del restaurante.


Parece ser que fue el primer año de la procesión marítima, debiendo la iniciativa a su párroco el senyor Bernadí Juanico Cánovas, de grato recuerdo, tan destacado en el pueblecito ribereño, no en vano , fue el fundador de la nueva escuela , el que instalo la Virgen de Lourdes en una especie de cueva al final de las blancas casas, siendo visitada durante 90 años, con fervor por creyentes y laicos.


Dos semanas después nacía la segunda hija de la familia Caules, Niní. Su padre para celebrarlo sembró frente el edificio las palmeras que aún hoy se encuentran en el lugar.
(Continuará).
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