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Si hay algo que tiene mosqueada a parte de la ciudadanía es la facilidad con la que se archivan las denuncias en los juzgados. Basta con informarse mínimamente sobre este tema para que nuestra indignación llegue a límites insospechados. Ha coincidido que estos días he hablado con varias personas a las que les afecta este tema, bien sea por ser un afectado, o porque estas injusticias ocurren en su ámbito de trabajo (con la consiguiente impotencia del empleado). Hay que saber que cuando alguien pone una denuncia, depende de un solo sujeto que esta siga adelante o no. Resulta chocante que este tipo de decisiones tan subjetivas o personales estén en la mano de individuos que pueden ser (o no) machistas, racistas, homófobos, insensibles, vengativos, o que, simplemente, ese día se hayan levantado de una manera u otra. Los propios trabajadores de los juzgados ven cómo el futuro de los ciudadanos puede depender solo de la visión de una persona que decide si archivar una denuncia o no. "Había pruebas suficientes para investigar tal caso", "Con toda nuestra rabia nos vemos obligados a seguir un camino con el que no estamos de acuerdo", "Algunos jueces se olvidan de que esos papeles que ellos echan a un lado u otro son historias de personas". Frases como éstas llegan a mis oídos más frecuentemente de lo que quisiera. Y yo no dejo de pensar que el sistema judicial en España necesita una revisión urgente.