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El Institut Menorquí d'Estudis va a sufrir el próximo año una reforma muy importante, como consecuencia de la reducción de su estructura. Quedarán con un presupuesto residual programas como el de publicaciones y becas; la dotación general del IME se recortará más de un 30 por ciento; se prescindirá de algunas personas contratadas para acciones determinadas; y la plaza de coordinador científico se amortiza y se convierte en un cargo no retribuido. ¿Es este el ajuste lógico, la austeridad que precisa el control del déficit del Consell en tiempos de crisis? Es evidente que mientras se están aplicando medidas que afectan a servicios sociales y al apoyo a personas dependientes, las administraciones están obligadas a mirar con lupa el destino del dinero público. El IME ha cumplido 25 años, en que ha jugado un papel importante en la promoción de la cultura y la ciencia en la Isla. Ha sido un motor que ha impulsado el conocimiento, sobre todo el que tiene sus raíces en la propia Isla. La cultura no tiene color político, aunque a veces se la convierta en víctima o en patrimonio de intereses partidistas. Si crear y hacer crecer el IME fue un reto muy importante, mantenerlo y potenciarlo vuelve a ser ahora otro desafío.