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El Consell ha presentado su proyecto de presupuesto para 2012, que no puede despertar ilusiones excesivas. La austeridad repercutirá principalmente en sus trabajadores. Las inversiones son una incógnita porque se está a la espera de los fondos estatutarios procedentes del Gobierno, más de 18 millones de euros y que no se han incluido en los presupuestos presentados ayer. Solo despierta algo de esperanza el incremento de la dotación de Bienestar Social, que va a precisar de un esfuerzo considerable y de una mejora en la gestión de los recursos. El Consell es una institución, la única, que no tiene capacidad para generar unos recursos propios mínimos. El 60 por ciento de su presupuesto se transfiere de la Comunidad Autónoma y el 26,3 por ciento del Estado, que junto a las aportaciones de los ayuntamientos y de la Unión Europea, representa casi el 90 por ciento de recursos externos. Esa dependencia total de otras administraciones ya está siendo la causa de una pérdida de capacidad de la primera institución menorquina, que padece una grave asfixia financiera. El equipo de gobierno deberá mantener una actitud reivindicativa ante las otras administraciones del mismo color político. Si la penuria actual se instaura en los nuevos presupuestos, la precariedad puede convertirse en crónica.